Pobreza y Desarrollo Económico

Por: Milton von Hesse – Director de Videnza Consultores

VIDENZA INFORMA

La noticia económica de los últimos días fue el incremento de la pobreza a nivel nacional de 27.5% en el 2022 a 29% de los hogares peruanos en el 2023. Esto quiere decir que, de un año a otro, el número de peruanos que no pueden cubrir el costo de una canasta básica de consumo -compuesta por alimentos, transporte, educación, salud, energía, entre otros- aumentó en 596 000 personas. Es así que a fines del año pasado casi 10 millones de personas en el país se ubicaban en condición de pobreza o de extrema pobreza, este último concepto se refiere a aquellos cuyos ingresos ni siquiera les permite cubrir la canasta básica de alimentos para el hogar. Para el caso específico de Arequipa, si bien el porcentaje de hogares en situación de pobreza es menor que el promedio nacional y se ubica en 13.9%, este indicador en el 2023 representó más del doble que se registraba en el 2019, año prepandemia, en el que ascendía al 6.0%.

¿Por qué ha aumentado la pobreza en los últimos años sin que podamos retomar los niveles prepandemia? Pondría, en primer lugar, a la grave inestabilidad política en el país que ha significado que desde fines de julio del 2016 en adelante hayamos tenido 6 presidentes de la República con 3 Congresos diferentes. En este proceso, es evidente que la conducción económica por parte del Ejecutivo se ha ido debilitando progresivamente, sea por la altísima rotación de ministros, sea por el creciente protagonismo del Congreso en la emisión de Leyes de carácter populista que ha ido erosionando fuertemente la estabilidad macroeconómica del país. Dicha inestabilidad ha deteriorado la confianza de los inversionistas y ha limitado fuertemente a la inversión privada. En segundo lugar, los altos precios internacionales de alimentos, energía, combustibles y fertilizantes, entre otros productos internacionales, que prevalecieron en los mercados mundiales en el periodo post Covid que incidieron fuertemente en la inflación interna que llegó a más que triplicar el límite máximo de inflación meta del BCR. Los ingresos de las personas no pudieron subir al ritmo de los precios y eso deterioró el consumo de los hogares más vulnerables. En tercer lugar, por la pésima gestión pública a nivel nacional y subnacional que se ha reflejado en que, a pesar de haberse incrementado los recursos de inversión pública en los últimos años, las brechas de servicios básicos a los ciudadanos siguen casi intactas, limitándoles su capacidad de mejorar su calidad de vida. Es así que al 2023 menos de la mitad de los habitantes del país tienen acceso en sus hogares al “combo” de servicios básicos compuesto por agua, saneamiento, electricidad, telefonía celular e internet. En Arequipa dicha proporción es del 57%.

¿Cómo se puede mejorar la situación de pobreza para nuestros ciudadanos? Haciendo lo que veníamos haciendo entre los 90s y la llegada del Covid; es decir, generar las condiciones políticas y económicas para que la inversión privada empiece a dinamizar la economía y genere más empleo. A nivel regional y local, Arequipa también tiene su propio reto: convencer al sector privado de que es una buena plaza para invertir y crear empleo. Sin ello, no será posible vencer a la pobreza.

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