SAN AGUSTÍN DE HIPONA, PATRONO DE LA UNIVERSIDAD DE AREQUIPA
Por Julio Lopera Quintanilla.
San Agustín de Hipona, es el Patrono de la Universidad Nacional del Gran Padre San Agustín de Arequipa. La centenaria institución arequipeña, conmemora, desde hace muchos años, cada veintiocho de agosto el día del Santo Patrono con una misa y una procesión invocando la mediación de San Agustín para que asista siempre a la Universidad y proteja de todo peligro a sus docentes, administrativos y estudiantes. A la misa que se celebra en la iglesia de San Agustín concurren para la ocasión las principales autoridades universitarias, los docentes y los estudiantes. Cada año una Facultad de la Universidad tiene a su cargo la organización de estas efemérides para conmemorar el día del Águila de Hipona.
San Agustín de Hipona, el filósofo teólogo, que sería proclamado santo por el Papa Bonifacio VIII, nació el 13 de noviembre del 324 DC en Tagaste, Numidia, al norte de África que, en ese tiempo, formaba parte del Imperio Romano.
Agustín es un brillante escritor y un genial filósofo y teólogo cristiano que se convirtió del arrianismo al catolicismo; luego de ser ordenado obispo de Hipona combatió las herejías de Pelagio, de Donato y de Mani. San Agustín era de origen bereber, pero, él al igual que su familia estaba muy influido por la cultura romana, a tal punto que solo hablaban latín. Su padre llamado Patricio era un pequeño propietario que no estaba convertido al cristianismo y su madre Mónica era un ejemplo de bondad y de abnegación.
En los días de su juventud, Agustín se extravió por las sendas del maniqueísmo, Mónica al ver lo que sucedía con su hijo le enseñó los fundamentos de la religión católica. Patricio, al ver, las grandes capacidades de su hijo lo envió a Madaura y a Cartago para que estudie gramática y retórica.
Agustín fue desarrollando su inteligencia y personalidad; a medida que pasaba de la adolescencia a la juventud tenía cada vez mayor interés por la cultura grecolatina, fue gran poeta y tenía una gran pasión por el teatro. Tenía, además, una gran elocuencia.
Estando el joven en Italia, comenzó a asistir como catecúmeno a las celebraciones del obispo Ambrosio de Milán, en esa época, al entrar en contacto con los escritos del filósofo Plotino y las Epístolas de Pablo de Tarso, comenzó a acercarse a Cristo, pero, fue con la influencia del filósofo Mario Victorino que pudo resolver el problema del materialismo y del origen del mal.
En el año 386, San Agustín se convirtió al catolicismo, a partir de entonces se abocó al estudio serio y metódico del cristianismo. Desde ese tiempo, se dedicó junto a su madre a la meditación. Fue en 387 cuando el obispo Ambrosio de Milán bautizó a Agustín, el gran filósofo tenía entonces 30 años de edad.
En el 395, Agustín que ya había recibido el orden sacerdotal y episcopal, se embarcó al África, estando en Tagaste vendió todos sus bienes para dárselos a los pobres. Posteriormente, se estableció en Hipona, en dicho lugar estableció dentro de la casa episcopal un pequeño monasterio para clérigos. San Agustín, predicó y escribió incansablemente. Participó también en varios Concilios regionales como el III Concilio de Cartago (397), IV Concilio de Cartago (419), en estos dos últimos concilios fue presidente. En estas dos asambleas, se sancionó definitivamente el canon bíblico establecido por el Papa San Dámaso en Roma en el Sínodo del 382.
Se cuenta que, en una ocasión, San Agustín estaba pasando junto al mar y en su trayecto se encontró con un niño que estaba jugando con la arena, el niño corría hacia el mar con un pequeño balde, recogía agua y regresaba hacia donde había cavado un hoyo. San Agustín lleno de curiosidad se acercó al niño y le preguntó qué hacía, el niño respondió: « Estoy sacando el agua del mar y la voy a poner en este hoyo», San Agustín le dijo entonces: « ¡Pero, eso es imposible! », a lo que el niño respondió «Más difícil es que llegues a entender el misterio de la Santísima Trinidad».
Para San Agustín, el hombre está constituido por dos sustancias: el cuerpo que está compuesto por los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego que eran los cuatro elementos de los que estaba formado el cuerpo humano según el antiguo filósofo griego Empédocles) y el alma que es el principio vital de los seres humanos y de los animales. El alma está dotada de memoria, apetito y capacidad cognoscitiva.
San Agustín demuestra la existencia de Dios haciéndonos pensar en los atributos de la naturaleza (el orden, la belleza, la bondad y la contingencia) y haciéndonos ver que en la mente humana hay verdades universales y necesarias que no tiene su origen en el entendimiento humano sino que su origen está en un ser sumo, inmutable, infinito, único y perfecto que ha creado de la nada el mundo sensible.
San Agustín, quien es uno de los más importantes padres de la Iglesia latina en el proceso de formación de su sistema filosófico transitó por varias corrientes filosóficas y teológicas: epicureísmo, maniqueísmo, escepticismo y platonismo, pero, fue la filosofía de Platón la que marcó al filósofo de Hipona y bajo su influencia construyó su sistema filosófico.
Entre las obras principales que escribió figuran Confesiones y La Ciudad de Dios. La primera obra es una serie de trece libros autobiográficos en los que narra incidentes de la época de su niñez, y adolescencia, cuenta también cómo se convirtió al cristianismo; en la segunda nos presenta una ciudad terrena que se cimenta sobre el amor egoísta y una ciudad eterna que tiene como fundamento la caridad cristiana. Esta obra magistral del genial filósofo ha tenido una influencia enorme en el medioevo y también en la filosofía posterior, ha influido en el Racionalismo de los Tiempos Modernos y en el Personalismo de los Tiempos Contemporáneos.
San Agustín falleció el 28 de agosto de 430 a los 74 años de edad en Hipona en un contexto de gran convulsión, en esos días los vándalos dirigidos por Genserico sometieron la provincia romana de Hipona.
DATO
El filósofo santo es considerado el más grande del primer milenio; con Santo Tomás, San Basilio y San Anastasio, es uno de los más grandes teólogos que sienta las bases filosóficas y teológicas sobre las cuales descansan los santos evangelios. San Agustín es el más grande filósofo platónico después de Platón.