BOTICELLI, GENIAL PINTOR RENACENTISTA

Alessandro Dei Filipepi, llamado Sandro Boticelli, nació la madrugada del  primero de marzo de 1445, en Florencia, ciudad áurea y  brillante, cuna del Renacimiento. Su padre, fue Mariano de Vanni di Amadeo Filipepi   y su madre  Smeralda.

Por Julio Lopera Quintanilla(*)

Boticelli, pertenece a la tercera generación del Quatrocento, es considerado uno de los más grandes pintores del Renacimiento. La obra de Botticelli es, fundamentalmente, la síntesis estético-figurativa del Renacimiento; la expresión de sus personajes ha sido comparada con la del mismo Leonardo.

La pintura del florentino, tiene compleja significación y sigue siendo materia de estudio para diversos eruditos, que se ocupan de la dimensión filosófica y poética de una obra pictórica  basada  en varios textos poéticos y filosóficos a la vez. Su obra tiene varias dimensiones estéticas, simbólicas y culturales. Jorge Ángel Livraga,  al referirse al Nacimiento de Venus, obra cumbre del genial maestro de la pintura, afirma: “es el amor de los platónicos que domina todo lo manifestado y el nivel de conciencia de cada uno”.

La vida de Boticelli, desde su infancia hasta su muerte, es narrada con un estilo incomparable por Giorgio Vasari en su célebre obra: La Vida de los más grandes pintores, escultores y arquitectos. Botticelli es uno de los mayores genios del Renacimiento, pero por cosas del destino, recién a finales del siglo XIX, se pone en valor la obra del genial pintor de incomparables pinturas, como la mencionada: El Nacimiento de Venus (pintura  al temple sobre lienzo, 278 cm x 172 cm)  y la famosa Primavera (temple sobre tabla, 203 cm x 314 cm)  que se cuentan entre las más importantes joyas de la galería de los Ufizzi, Florencia, Italia.

Cuando los padres de Boticelli fallecieron, Sandro era aún niño; su hermano Giovanni se hizo cargo de él. Giovanni, era bebedor, por eso el pequeño  fue llamado Boticello (en español botija o barril), aunque, según las opiniones de otros historiadores, fue su otro hermano, Antonio el que recibió el apodo; en todo caso,  de  uno de sus hermanos  proviene el sobrenombre del gran pintor.  

Sandro Boticelli, al cumplir los 14 años, ingresó al taller de Fray Filipo Lippi en la  ciudad de Prato. Permaneció  aprendiendo de este artista, entre los años 1464 y 1467. De Fray Filipo Lippi,  Boticelli recibió una gran influencia que puede advertirse, de manera marcada, en la delicadeza de los rostros, en los gestos y en las formas tridimensionales. También puede notarse  la influencia de Masacio, de modo particular en la monumentalidad de sus figuras. En 1467, el joven Boticelli, frecuentó el taller de Andrea del Verrochio, donde trabajó al lado de Leonardo Da Vinci.

Hacia 1470 Sandro Boticelli instaló su propio taller; dibujó figuras en las que se advierte un talento inigualable: estas admirables figuras dan la impresión de haber sido hechas en bajo relieve, sus formas  aparecen plenamente modeladas. Ese año, quien iba a ser uno de los grandes maestros del Renacimiento, ejecutó  su primera obra de altar, La Virgen con el niño y dos ángeles. En 1470, Boticelli pintó, también, La Fortaleza una de sus más grandes y célebres obras, que forma parte de un conjunto de piezas  que representan las Virtudes Teologales, para la sala del Tribunal de los Seis, ubicado en la plaza de la Señoría de Florencia.

En 1472, ejecutó San Sebastián para la iglesia de Santa María la Mayor  y en 1474 pintó una de sus obras más geniales Retrato de un Hombre con Medalla; el retratado es Cosme de Medici. También, en la casa de los Medici, ejecutó varios retratos de Lorenzo el Magnífico. En 1474  pintó, también, varios retratos de Juliano de Medicis.

En 1475, ejecutó la  Adoración de los Magos;  en la obra los personajes del Nacimiento aparecen con los rostros de Cosme, Pietro, Juliano y Lorenzo de Medicis. A la izquierda aparece el artista Poliziano y a la derecha el filósofo Pico de la Mirándola. Esta pintura se realizó para la iglesia de Santa María Novella. En 1478,  Lorenzo, el Magnífico, encargó a  Boticelli  la que sería una de sus  obras más admirables Palas y el Centauro, una obra que encierra un mensaje político, en una época en la que se enfrentaban, por el poder político de Florencia, dos poderosas familias: Los Medici y Los Pazi. La obra conmemora el triunfo de los Medici. Esta pintura corresponde a una época en la que Sandro Boticelli pone su arte al servicio de la política.

En 1481 el Papa Sixto IV, convocó a Roma a los más notables  pintores de Florencia y de Umbría, para pintar frescos en la capilla Sixtina, entre ellos destaca nítidamente la prominente figura de Sandro Boticelli.  A esta etapa corresponden Las Pruebas de Moisés,  El Castigo de Coré y Datán y Abiram. En esa importante ocasión Sandro Boticelli, por encargo del Papa, dirigió y coordinó la realización de los frescos que se ejecutaron para la Capilla Sixtina; en esta ocasión, para dar uniformidad a la tarea, los pintores tuvieron que aceptar que las pinturas  tendrían la misma gama cromática y las mismas dimensiones. Después de su permanencia en Roma (1481-1482), retornó a la dorada ciudad del Arno y  continuó, allí, su trabajo  como pintor de la Corte.

Entre 1478 y 1486, Sandro Boticelli ejecutó los frescos de la Villa Lemmi. En estos admirables frescos, el pintor florentino  consiguió  plasmar las ideas platónicas del filósofo  Marcilio Ficino. Sandro, es en realidad, el máximo intérprete del Neoplatonismo en la pintura como jamás haya existido, pues fusiona como nadie  temas cristianos y paganos, elevando el esteticismo a la dimensión más trascendental del arte. En la ejecución de este ciclo de frescos, intervinieron también: Perugino, Ghirlandaio y Filipo Lippi.

En 1491 pintó, también, varios frescos para las iglesias de Florencia. Ese mismo año, Sandro Boticelli fue integrante del comité que decidió la imponente y maravillosa fachada de la catedral de Florencia.

En 1492, muere Lorenzo el Magnífico; Carlos VIII de Francia invade Florencia;  ese año  los Medici son expulsados; Girolamo Savonarola, el monje que hablaba del fin del mundo,  se hace del poder político de Florencia y establece una República que odia todo lo que tenga que ver con la familia Medici y con los cuadros de Boticelli.

En 1497, el famoso e influyente monje y sus fanáticos seguidores, incendiaron diferentes objetos cuya existencia era, según ellos, contraria a las normas de la moral; entre éstos fueron quemadas  varias obras de Boticelli.  No obstante ello, se sabe que en opinión de algunos historiadores Boticelli, quien era muy católico, se adhirió en algún momento  a las ideas de Savonarola, el intransigente monje que, más tarde, los florentinos echarían a la hoguera.     

Las últimas obras conocidas de Sandro Boticelli son: Historias de Lucrecia, Historias de Virginia y Vida de San Cenobio, La Natividad Mística (1500- 1504); las dos primeras fueron destinadas al Palacio Vespucci. En estas obras retornó a su estilo inicial.

Boticelli no  se casó nunca porque tenía miedo, un gran miedo al matrimonio, pero el gran  amor de su vida fue  Simoneta Vespusi; su faz aparece como el rostro de Venus, en su inmortal obra El Nacimiento de Venus. Su rostro aparece, también, en otras obras.

Alessandro Dei Filipepi,  a quien conocemos como  Sandro Boticelli, falleció la noche del 17 de mayo de 1510; sus restos fueron sepultados  en la iglesia de Ognisassanti de Florencia.

DATO

Sandro Boticelli fue el más grande pintor del Quatrocentto. Walter Pater, conocido crítico e historiador del arte afirma: “Boticelli sobrepasó a los de la mayoría de su generación cuando pintó  como un visionario”. ¡Viva  Boticelli, gran genio del Renacimiento!

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