Que llevó al poder a Pedro Castillo y al país a una recesión económica

Por Raúl Mendoza Cánepa – El Montonero

TU BOBA DIGNIDAD

Algunos señalan que un “cojudigno” sería quien esté a favor de valores como la dignidad en lugar de preferir el crecimiento económico. Eso es solo una persistencia necia para justificar el voto por Pedro Castillo. Muchos aún pasan por alto que Castillo estuviera vinculado a senderistas, que el VRAEM fuera parte de su juego, que Guillermo Bermejo advirtiera sobre nuestras “pelotudeces democráticas” y que Vladimir Cerrón fuera el ideólogo fundador llamado a hacer del Perú una nueva Cuba. Y todo ello se conocía antes de la segunda vuelta. 

Aún cacarean jactanciosos su voto cuando ya sabemos de las tremendas corruptelas, de las mañas de Sarratea, del desastre económico sembrado, de las licitaciones, de los planes de saque para levantarse el país, de “los niños” en el Congreso, del dinero en el baño de Palacio, de los ascensos, de los desvíos financieros, de los audios de Zamir Villaverde, de los movimientos en el Ministerio de Transportes y en el Ministerio de Vivienda, de las supuestas licitaciones municipales orquestadas arriba, de Salatiel Marrufo, de Marka Group y del torpe golpe al verse descubierto, de su facilidad para virar a dictador. Sin contar el desgobierno de quienes prefirieron incendiar el país. No tuvieron que pasar diez años para sumar tanto.

Avisen si hay valores intangibles en esa rauda y hórrida decadencia, que esa no me la sabía. Ah, “no votar por Keiko Fujimori era digno, aunque no supiéramos qué iba a hacer”. Hijos del prejuicio militante, chillan mientras admiran al Che y quisieran un Hugo Chávez (porque ya sería demasiado un Maduro) y huyen a Europa o Estados Unidos, mientras millones ya se quisieran ir, sin dinero para el pasaporte y con ánimos de polizón.

Para ajustar las tuercas, si tan bien te va y te ofendes por el adjetivo, dale chamba a los que la perdieron, regala un poco para los que se volvieron a pobres; dales un trabajo, compadrito, que compensen sus pérdidas porque un día te fue “digno” votar por un desastre avisado que destruyó la confianza. Y porque los empresarios que hoy los podrían contratar, no lo hacen, porque 2024 no viene bien. 

Cómprale al campesino que perdió sus cosechas por falta de urea cuando los castillistas amañaban las licitaciones espantando contratistas. Quédate en el Perú y haz caridad porque, si no sabes, la recesión actual es el efecto arrastre de una mala elección en 2021. Una que se puede repetir mientras cuarenta candidatos fragmenten el voto en un proceso surrealista en el que cualquier impresentable surrealista puede ganar en un surrealista país bajo el marco de una surrealista legalidad.

Para algunos periodistas Castillo es un Churchill. Para otros hay que ser amable en las entrevistas con todos porque es la democracia. A otros les ofende rendir cuentas cuando sabían de cerca que Castillo y sus secuaces se estaban haciendo ricos en la sombra, pero se quedaron callados cuando lo podían derribar… “para qué malograr el festín”. 

Votante, ¿y dónde quedaron tus valores intangibles? ¿Vas a pagarle a los pobres por tremenda externalidad?

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