AFILIACIONES Y DESENTENDIMIENTO EN LA ESCENA POLÍTICA

Por: Alejandro Paz S.
SERMO HUMILIS
No es casualidad el inició reciente de afiliaciones a partidos que resaltan en la escena política, como la de Alberto Fujimori a Fuerza Popular y Carlos Añaños al desconocido Perú Moderno, entendiéndose como una opción presidencial por su éxito empresarial. Semana atrás Podemos Perú incorporó a cuestionados allegados a Pedro Castillo, se trató de Roger Nájar ex candidato sin éxito al congreso por Perú Libre, Raúl Noblecilla, Luis Barranzuela y Wilson Barrantes ex abogado y ex Jefe de la Dirección de Inteligencia, respectivamente, del ahora encarcelado ex presidente golpista
Siguen seguidores de Castillo afiliándose a otras organizaciones políticas, unas ya formadas otras en proceso de inscripción. Yenifer Paredes Navarro, la cuñada, está en la mira también de Podemos Perú, el investigado Aníbal Torres ex Premier conjuntamente con Anahí Durand ex ministra de la Mujer a Adelante Pueblo Unido (APU), Guido Bellido a Perú Consciente, Iber Maraví a Todo por el Perú, Guillermo Bermejo a Voces del Pueblo, entre otros. No se trata entonces de una estampida de las huestes de Castillo por cobijarse en otros partidos políticos, sino de tener presencia y representación para formar una alianza electoral entre diversas organizaciones de izquierda demostrando convocatoria, fortaleza en sus ideales y planteamientos programáticos de gobierno. Aun cuando pudieran ser calificados de extremistas se pueden ver reconfortados ante un sector social golpeado económicamente y que se siente marginado, resentido por no tener acceso a mejores condiciones de vida, lo que se verá alimentado con protestas ya anunciadas.
Es factor contributivo la presidencia del JNE a quien se responsabiliza de haber intervenido en favor del golpista, más allá de su buen verbo y alucinante sobriedad no es más que un elemento que alienta la desconfianza y la radicalización de aquéllos que entienden por izquierda el antisistema, no la democracia como tal sino como una oportunidad para quebrar el Estado sin importar el bienestar ni sostenibilidad del país, menos la unidad y propuestas viables que conlleven a superar el despreciable manejo y contubernio entre el Congreso y el Ejecutivo actuales.
Al interior del país la desesperación es de movimientos regionales que se quedarían sin poder participar en próximas elecciones de sus circunscripciones, pues ya están tras alianzas y otras componendas con partidos inscritos en la ONPE manteniendo esperanza de seguir tentando suerte en la arena política. Ello sin dejar de lado acercamientos habidos entre Antauro Humala y Verónica Mendoza.
No hay que olvidar los postulados de la conciencia social del pueblo esbozado por el marxismo para lograr transformaciones violentas y radicales que fácilmente puede doblegar la conciencia cívica, estamos acercándonos a una asonada de desentendimiento de las fuerzas políticas representativas en mayorías o minorías por el simple interés del desenfrenado poder como germen de corrupción.
Las afiliaciones y desentendimientos en la escena política tienen un objetivo pernicioso, un electorado fragmentado dará como resultado otro gobierno improvisado, pronto a deslegitimizarse y continuidad de crisis social y económica. Es hora de trabajar por consensos.