Por Carlos Meneses

El cementerio general es una reliquia que tenemos la obligación de cuidar los arequipeños, por lo que significa como lugar de descanso de los grandes de otro tiempo.

Quienes acudieron a dejar recuerdo a los más de 100 mil muertos que se encuentran en el cementerio de La Apacheta han quedado convencidos de la necesidad de que se piense en otros camposantos de uso público y del estado en que se encuentra y la forma como se conduce nuestro tradicional cementerio de La Apacheta.

Que hay hacinamiento es evidente, pero peor que eso es la forma como se mantiene a un camposanto que no solo tiene valor artístico y monumental, sino que requiere ser mejorado en sus condiciones ambientales y cuya capacidad ha llegado a su tope.

Reconocemos que las comunas distritales han hecho esfuerzos plausibles para adecuar los cementerios que administran y que también han sido valiosos los aportes de cementerios privados, pero en La Apacheta hay que hacer algo para descentralizarlo y no quitarle los pocos árboles que tiene.

La Sociedad de Beneficencia de Arequipa (SBA) que está encargada del manejo del camposanto tiene la obligación de hacer todo lo posible por salvar las reliquias que contiene no solo en sus muertos sino en los mausoleos donde son guardados los despojos de arequipeños ilustres y de otros, como Mariano Melgar que están en espera de ser hallados y traídos a su tierra natal.

Recordamos que la SBA siempre fue la encargada de conducir el cementerio general y por lo mal que se ve ahora, es que reclamamos una deferente atención a los aspectos de cuidados, riego y protección de las tumbas que allí están.