LA VITAMINA A DE APOYO

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez Médico psiquiatra del Hospital Goyeneche de Arequipa, docente de UCSM
Hace unos días vivimos una de las tragedias sociales más significativas de este inicio de año, la caída del techo en el área de comidas y de juegos infantiles del centro comercial Real Plaza en la ciudad de Trujillo.
Las imágenes de la tragedia nos invitan a valorar la ausencia del respectivo cuidado del sector empresarial con el principio vida humana de todas aquellas personas que han hecho uso e hicieron uso el día de la tragedia de dicha infraestructura. El día de hoy 6 familias lamentan con aflicción, tristeza, ansiedad y dolor la pérdida de invalorables vidas humanas y, más de 80 familias viven la ingrata incertidumbre de interiorizar cuál será el menoscabo o pérdida su salud física y mental. Pero el dolor y el conflicto emocional es más grande de aquellas cifras, HOY cientos o miles de familias, a nivel nacional, han visto comprometidas su salud mental; HOY muchos miles de peruanos viven abrigando un miedo inconsciente y lúgubre ante el temor del colapso de alguna estructura similar en algunas ciudades de nuestro gran país.
Durante estos días se han derramado muchas lágrimas y el corazón de muchos peruanos ha sufrido y de seguro que seguirá sufriendo ante cada nueva adversidad que debamos superar.
Somos un país que alberga penas muy grandes, penas que van desde la violencia terrorista hasta la indiferencia política y empresarial que contemplamos a diario; somos un país que siente en lo más profundo de su ser estos sucesos y, somos una nación que, a pesar de sus carencias, limitaciones y golpes emocionales experimentados innumerablemente a lo largo de décadas de infamia, tiene algo muy importante en su ser: TIENE LA VITAMINA A, LA VITAMINA A DEL APOYO.
Esta vitamina maravillosa que vive en cada célula de los pobladores peruanos llevó a la pronta intervención de los héroes olvidados de tantos gobiernos, los valerosos bomberos, que sin parar, durante muchas horas, estuvieron ahí para salvar vidas humanas y para reconfortar a aquellos que habían sido afectados por esta terrible tragedia. Esta importante vitamina A también estuvo presente en cada uno de nuestros brigadistas, miembros de la Policía Nacional, y en cada persona noble que ofreció su ayuda desinteresada durante cada uno de los segundos y minutos posteriores a la tragedia. ¡que grande es el corazón lleno de amor y humanidad de los peruanos!
Realmente somos un país lleno de heridas emocionales, un país que vive aún con incertidumbre el futuro, una nación que aún no aprende de sus errores del pasado y que sigue sin valorar plenamente sus decisiones presentes y con las generaciones venideras pero, a pesar de las limitaciones que acabo de comentarles, ¡Somos un país lleno de peruanos solidarios, lleno de hombres y mujeres valerosas que ante la adversidad siempre brindan el apoyo emocional físico y espiritual a todo aquel que lo necesita!

Hoy sigo equivocando en mi mente las imágenes posteriores de la tragedia de Trujillo y en mi mente están grabadas todas aquellas muestras evidentes de la VITAMINA A DEL APOYO en las manos y la inteligencia de cada uno de los servidores de salud que aquella noche se entregaron a plenitud en busca de salvaguardar el bienestar físico y emocional de cada uno de los heridos. Hoy recuerdo los actos comprometidos de cada uno de los pobladores de la ciudad de Trujillo que no dejaron sin alimento y bebida a ninguno de los brigadistas durante aquellos dos días de rescate constante. Tengo grabado en mi mente aquellos videos en donde se ve a cada padre, madre, hermano y amigo, invitar tanta VITAMINA A DE APOYO a sus familiares, amigos y victimas de la tragedia, siento cálidamente en mi ser aquellas eternas palabras de apoyo emocional, mental y espiritual brindadas tanto por los profesionales de la salud mental como de las distintas creencias religiosas que se aunaron para abrazar con la mente y con el corazón las intenciones el dolor de tanto sufrientes.
Quiero creer que en estos días cada uno de nosotros hemos adquirido importantes lecciones de amor, fe y de conocimientos lógico-matemáticos en base a la tragedia de Trujillo; quiero creer que nos hemos vuelto cada vez más solidarios, empáticos, comprometidos con el bien vida, nobles de corazón, valientes en las acciones de salvaguarda de la existencia y alegres al brindar una sonrisa para recuperar a alguien del dolor. Quiero creer que estamos aprendiendo a tomar mejores decisiones y que estas nos lleven el día de mañana a lamentarnos menos o quizás a ser más felices. Quiero creer que somos una nación que quiere crecer camino al primer mundo, al primer mundo del desarrollo de la inteligencia socio emocional, en donde no solamente seamos empáticos y solidarios con esa gran reserva personal de VITAMINA A DEL APOYO que tenemos sino también que esa dosis grande de VITAMINA A nos lleve a disminuir en nuestra comunidad los niveles de violencia social económica que vivimos así como los altos niveles de violencia intrafamiliar que experimentamos a diario.
Si cada uno de nosotros nos apoyáramos cada día como lo hemos hecho en las últimas horas y días luego la tragedia del Real Plaza en el norte del país, de seguro que seríamos una sociedad con niveles más altos de bienestar. Es nuestra responsabilidad cada día comprometernos a apoyarnos, a dejar de lado el virus mental de la envidia que tanto daño nos ha hecho a lo largo de tantas décadas de nuestra independencia nacional. Si nos apoyáramos constantemente, desde los estudiantes de educación inicial hasta la universitaria, de seguro que los niveles de violencia escolar, bullying, ciber bullying y la depresión infantil y adolescencia de seguro disminuiría de manera marcada.
Hoy tenemos la oportunidad de desarrollar un giro de tuerca importante en nuestro destino, pero dependerá de cada uno de nosotros recoger las importantes enseñanzas que nos ha dejado esta grave pérdida nacional.
Solo hay una única manera de rendir tributo a aquellos que partieron en la tragedia de Trujillo, aprender de nuestros errores y comprometernos a desarrollar de mejor manera nuestras diversas actividades diarias.

Hoy es un hermoso momento para poder abrazarnos como familia y decir GRACIAS POR ESTAR JUNTO A MÍ. Recordemos, hay muchos hogares que independientemente de lo sucedido en Trujillo hoy no tienen esta oportunidad: Hoy es un gran momento para apoyarnos para lograr la consecución de nuestros más caros sueños, no en soledad sino en compañía. Hoy es un momento histórico para apoyarla a nuestro mejor amigo para que alcance un logro importante en su existencia y, hoy es el mejor momento para darle una voz de apoyo quizá a aquel que no conocemos o a aquel que alguna vez nos lastimó. Somos más grande que la adversidad, la venganza y la infamia. Cada uno de nosotros tiene cantidades eternas de VITAMINA A DEL APOYO.