El ballet en Arequipa, un arte que trasciende y une generaciones

Bailarinas talentosas y diciplinadas hoy destacan en el extranjero.
Por: Daniela Santander R.
LA DANZA QUE SIMBOLIZA ELEGANCIA
El ballet exige una rigurosa formación desde edades tempranas. La práctica constante y la repetición de ejercicios perfeccionan la técnica y fortalecen el cuerpo, convirtiéndolo en un arte donde la dedicación es clave. A través del ballet, los bailarines cuentan historias y transmiten emociones sin necesidad de palabras. La interpretación es un aspecto esencial, permitiendo que el público conecte con la obra a través del lenguaje corporal. La delicadeza y gracia radican en la combinación de movimientos fluidos, posturas estilizadas y un sentido de armonía. Todo eso hace de la danza una sólida disciplina. A través del tiempo, el ballet siempre ha simbolizado elegancia.
Este arte encontró en Arequipa un espacio para florecer y consolidarse como una disciplina artística con cada vez más adeptos. Desde academias que forman a nuevas generaciones de bailarines hasta compañías que llevan su talento a escenarios locales e internacionales, el ballet en la Ciudad Blanca continúa creciendo y posicionándose como un referente cultural.
Un claro ejemplo del crecimiento del ballet en la ciudad son las diversas academias que gozan de un gran alumnado como Ballet de María Esther Basurco, Academias de Ballet Maruxa Ortiz y la Escuela de Danza Narayana. Esta última celebra 29 años de trayectoria siendo fundada por Cecilia Obregón. “Muchas de las bailarinas de la ciudad blanca que han hecho escuela hoy están en el extranjero”. Destacando el impacto de su enseñanza en la formación de bailarinas profesionales.

DESAFIANDO ESTEREOTIPOS
Desde los 3 años hasta la adultez, cualquier persona puede iniciarse en el ballet. “El ballet es una disciplina para todos. No hay límite de edad para empezar y los hombres también pueden practicarlo”, señala Obregón. De hecho, cada vez hay más varones interesados en esta danza, desafiando estereotipos y demostrando que el ballet es un arte que exige fuerza, dedicación y expresión, tanto en hombres como en mujeres.
Cecilia Obregón inició en el ballet a los cuatro años y nunca lo abandonó. Con el tiempo, decidió convertirlo en su profesión y se formó en Lima con grandes maestros del ballet clásico y danza contemporánea. Su pasión la llevó a perfeccionarse en el extranjero, viajando becada a Francia en 1999 y, más adelante, en 2005, a Estados Unidos para seguir aprendiendo, pero esta vez por su parte. También obtuvo una beca para España, permitiéndole representar al país en festivales internacionales. Ha dictado clases a niñas y niños de múltiples países, estableciendo contactos en el mundo de la danza a nivel global.

A lo largo de esta carrera, ha contado con el apoyo de grandes maestras, tanto locales, como extranjeras. “Sigo bailando y enseñando con toda la vitalidad y energía que el ballet me ha dado en todo este tiempo”, expresa Obregón, quien a sus 53 años mantiene solido su amor por esta disciplina.
Obregón reconoce que el ballet no solo transforma a quienes lo practican, sino que también involucra a las familias. Recuerda con emoción a su abuela, Lilia Zúñiga, quien la llevó de la mano a sus primeras clases de ballet, marcando el inicio de un camino que nunca dejaría. Hoy, tanto sus alumnos como los padres de familia, se suman a esta gran comunidad artística que ha formado a lo largo de los años.

El ballet en Arequipa no solo se desarrolla en las aulas de las academias, sino que también ha ganado espacio en los principales escenarios de la ciudad. Presentaciones de clásicos como El Lago de los Cisnes o El Cascanueces, así como espectáculos de danza contemporánea, han permitido acercar la danza a un público más amplio. Este género artístico sigue consolidándose trascendiendo generaciones, además de continuar abriendo puertas a jóvenes talentos y fortaleciendo la identidad cultural de la ciudad.