Sólo el 16% de institutos superiores tienen licenciamiento a 8 años de la ley

Por Jorge Turpo Rivas
Informalidad afecta a los institutos superiores educativos.
AL MEÑOS 800 INSTITUCIONES PRESTAN SERVICIO
Sólo el 16% de institutos y escuelas superiores en el Perú cuentan hoy con licenciamiento institucional. El dato no sólo revela una brecha administrativa, sino una profunda desigualdad en las condiciones de calidad que reciben miles de jóvenes que apuestan por la formación técnica como camino hacia el empleo.
Andrés Oblitas, gerente general de la Asociación de Institutos y Escuelas de Educación Superior (ASIESS), lanza la cifra sin rodeos: “La brecha entre un egresado de un instituto licenciado y uno que no lo está es muy grande aún”.
El problema no es nuevo, pero la cifra cobra urgencia si se considera que la Ley 30512, que regula el licenciamiento institucional, fue promulgada hace ocho años.
Desde entonces, cerca de 800 instituciones todavía ofrecen servicios educativos sin demostrar el cumplimiento de las condiciones básicas de calidad.
“Es un pendiente del Ministerio de Educación que no puede seguir postergándose”, afirma Oblitas.
La falta de un cronograma claro y la ausencia de exigencias firmes ha permitido que muchas instituciones operen al margen de los estándares exigidos, generando una especie de “mercado paralelo” de educación superior de dudosa legitimidad.
Pero no todas son malas noticias. De las 25 instituciones que integran ASIESS, el 100% ha obtenido el licenciamiento, y más de la mitad ha renovado ya ese estatus, lo que implica un segundo filtro de calidad.
Según Oblitas, estas instituciones concentran el 50% de la matrícula nacional, tanto en el ámbito público como privado. “Mientras algunas apenas están empezando el proceso, nuestros asociados ya han demostrado dos veces que cumplen con las exigencias”, subraya.
El desafío, sin embargo, va más allá del licenciamiento. La preocupación central de ASIESS es la empleabilidad.
Y ahí también se abren brechas. Aunque la educación técnica ha demostrado ser una vía efectiva y rápida hacia el mercado laboral, sigue cargando con prejuicios sociales que la relegan frente a la opción universitaria.

“Todavía los padres y jóvenes consideran a la universidad como primera opción. Lo intentan una, dos veces, muchas veces sin éxito, antes de considerar un instituto”, explica Oblitas.
Sin embargo, las cifras demuestran que la formación técnica no sólo toma menos tiempo (de dos a tres años), sino que sus egresados se insertan más rápido en empleos formales. Ocho de cada diez jóvenes formados en institutos acceden a puestos adecuados, no a subempleos.
Además, el retorno de la inversión es más rápido: con cuotas más accesibles y una duración más corta, recuperar lo invertido puede tomar menos de lo que dura la carrera universitaria.
Los sectores que más demandan técnicos en el Perú son comercio, servicios, tecnología, agroindustria, hotelería y turismo. En regiones como Arequipa, con un auge sostenido de la agroindustria y el sector minero, la demanda por técnicos calificados es alta.
“La tecnología es transversal a todas las carreras, y el sector productivo la exige cada vez más”, sostiene Oblitas.
El nivel salarial tampoco desentona: los ingresos promedio para un técnico oscilan entre S/2,000 y S/4,000 mensuales. “Nada mal si se compara con muchas carreras universitarias”, añade.
CONVERSATORIO
Con este panorama de fondo, el vocero de ASIESS sostiene que los problemas que les preocupa son las brechas entre la formación académica y la demanda laboral; las experiencias formativas en contextos reales de trabajo, prácticas profesionales y emprendimiento; y finalmente el papel de la tecnología y la formación digital en la inserción laboral de los egresados.
“Queremos que el mensaje llegue a todos: que el camino técnico no es una segunda opción, sino una oportunidad sólida y efectiva para construir futuro”, concluye Oblitas