La mayoría de abusos a menores se dan en casa

Por: Daniela Santander R.

Es fundamental que se eduque en los colegios sobre la prevención de estos casos.

AUMENTO LLEGÓ DESDE LA PANDEMIA

Aún muchos niños y niñas de nuestro país crecen sin que les hagan saber que tienen derecho sobre sí mismos, sin entender que su cuerpo es suyo y que nadie puede tocarlo sin su permiso. No tienen conciencia de lo importantes que pueden ser sus voces al momento de denunciar cuando se vulnera su integridad y sus derechos. Por el contrario, los propios miembros de la familia los hacen vivir en una oscuridad del saber para posteriormente dar rienda suelta a sus más bajos instintos, llegando a abusar incluso de sus propios hijos.

En el 2024, los Centros de Emergencia Mujer (CEM), según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, brindaron atención a 46 113 niñas, niños y adolescentes menores a 17 años que fueron víctimas de distintos tipos de abusos y violencia, entre enero y septiembre. Dentro de esta cifra hay una estadística alarmante dado por el CEM, más del 51 % de estos casos registrados sucedieron al interior del hogar. En este contexto, el silencio y el miedo se convierten en cómplices.

Andrés Luque Ruiz de Somocurcio, psicólogo experto en psicología de la comunicación y psicosexualidad, advierte que desde la pandemia los casos de abuso sexual infantil han aumentado. “Muchos de estos abusos ocurren en el hogar, por personas cercanas a la familia. A diferencia de una agresión que ocurre en la calle y que rara vez se repite, los abusos en el entorno familiar son sistemáticos, el agresor conoce la rutina del niño, sabe cuándo está solo. Esto se repite una y otra vez”, explica.

Además, los niños no denuncian por miedo o piensan que sus familiares no les van a creer. Lamentablemente también ocurre que ocultan el hecho. Debido a que, el perpetrador puede tratarse de un esposo, un hermano o un abuelo y prefieren callar por mantener la reputación de la familia. “Este tipo de abusos se dan todos los días y tienen un origen cultural. No podemos seguir perpetuando una cultura del silencio ni de la complicidad”, afirma el especialista.

En ese sentido, es fundamental que desde edades tempranas se forme a los niños en el conocimiento de su cuerpo, sus emociones y sus límites. Educar en el respeto hacia uno mismo y en la posibilidad de decir lo que sienten cuando algo no les parece justo o les incomoda, es una tarea urgente.

El psicólogo insiste en que los colegios deben ser espacios seguros donde los estudiantes puedan hablar, expresar sus dudas y aprender a identificar situaciones de riesgo. Detectar señales de alerta como el rechazo repentino a ir al colegio, la irritabilidad, o el miedo al contacto físico, puede ser clave para identificar un abuso a tiempo.

Por eso es importante que también se informe a las familias y que se incentive la comunicación abierta y sin juicio. No debería ser necesario que información como esta se recuerde, pero en la situación actual es trascendental hacerlo para proteger la integridad de nuestros niños.

Un abuso arruina la estabilidad emocional de la víctima.

SEÑALES DE ALERTA

Detectar a tiempo un caso de abuso sexual infantil puede salvar vidas. Un abuso no solo marca físicamente a un niño o niña, sino que arruina su estabilidad emocional y psicológica durante años, muchas veces de por vida. La víctima puede perder por completo la confianza en los adultos, desarrollar cuadros de ansiedad, depresión, aislamiento e incluso pensamientos suicidas. Por eso, es vital prestar atención a señales como el rechazo repentino a ciertas personas o lugares, miedo al contacto físico, cambios bruscos de humor, regresión a comportamientos infantiles como orinarse en la cama, o conocimiento inapropiado sobre sexualidad para su edad. Estas señales pueden ser un grito silencioso de auxilio. Escucharlos, observarlos y actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre la reparación y un daño irreversible.

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