No hay ninguna invitación

Por: Carlos Meneses

Una invitación a la señora Boluarte tiene un trámite diplomático determinado, no es que los buenos deseos del vicepresidente Vance signifiquen una invitación formal del gobierno de Trump para con el Perú.

Un gesto de cortesía fue el que tuvo el vicepresidente estadounidense Vance a quien ubicaron al lado de la mandataria peruana Dina Boluarte durante la misa de entronización del papa León XIV. Él le dijo que sería bueno que se reuniera con el presidente Donald Trump. Sin embargo, la ignorancia de las formas diplomáticas de hacer una invitación a un jefe de Estado motivó que la señora Boluarte se dirigiera al Congreso y pida autorización para un viaje a los Estados Unidos, debiendo consultar previamente con el canciller Elmer Schialer.

En realidad, quien está ahora en apuros es el diplomático peruano, pues tiene que hacer gestiones directas y a través de la Embajada del Perú en Washington para concretar una visita que justificará el pedido que adelantó al Congreso para viajar a Estados Unidos (EE. UU.) en el entendido que su hablar con el vicepresidente Vance significaba una invitación formal.

Si EE. UU. quisiera tener una entrevista con la presidenta Boluarte los canales diplomáticos debían activarse y no lo han hecho porque no es el procedimiento, y la mandataria debía saber que todo se hace por la vía de quienes son los verdaderos responsables de semejantes actos.

Así que el Parlamento no tiene porqué pronunciarse sobre un pedido que no es formal y que probablemente le convenga al Perú, pero no en esa forma. Qué le sirva de lección a la señora Boluarte para que en el futuro tenga el cuidado que bien merece cuando alguien le diga que visite Estados Unidos.

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