La educación conectada: Una brújula humanista para el futuro digital
Por Alicia Barco Andrade

En un mundo en constante cambio y vorágine digital, impulsado por la vorágine tecnológica y los desafíos globales, la educación no puede ser un mero transmisor de datos. Desde la visión de mi libro Humanismo Digital, intento forjar un camino donde la tecnología y los valores humanos caminen de la mano. Es en este contexto que iniciativas como el programa «Educación Conectada» de BBVA y Fad Juventud adquieren una resonancia particularmente potente y necesaria.

Desde 2020, este programa ha tendido puentes vitales, impactando ya a más de 90 000 personas. Pero lo verdaderamente relevante es que su enfoque se alinea de manera intrínseca con los pilares del Humanismo Digital. No se trata solo de enseñar a usar herramientas, sino de forjar competencias transformadoras que son, en esencia, profundamente humanistas: el pensamiento crítico, la capacidad de tomar decisiones informadas con ética, la chispa de la creatividad y esa resiliencia que nos permite adaptarnos a lo inesperado sin perder nuestra esencia.

La apuesta es clara: desarrollar en jóvenes, docentes y familias las habilidades que les permitan no solo navegar, sino construir el futuro desde una perspectiva responsable. Es el reconocimiento de que la educación debe ir más allá de lo meramente técnico para cultivar ciudadanos íntegros, capaces de comprender el impacto social de la tecnología y de ejercer un liderazgo responsable en la era digital. Al fomentar estas competencias, «Educación Conectada» se convierte en un agente activo en la integración de la tecnología con los valores humanos, asegurando que la innovación sirva al bienestar colectivo y no solo al progreso material.

La implementación a través de escuelas, familias y organizaciones juveniles refuerza una verdad ineludible del Humanismo Digital: la educación es una tarea colectiva y ubicua. No es solo lo que ocurre en el aula, sino cómo se tejen esos aprendizajes –éticos y tecnológicos– en el hogar y en la comunidad, creando una cultura digital responsable.

En un momento donde la desinformación y los cambios acelerados pueden generar ansiedad y deshumanización, programas como «Educación Conectada», entendidos bajo el prisma del Humanismo Digital, inyectan una dosis de optimismo y pragmatismo. Son una invitación a invertir en el capital humano más valioso, a dotar a nuestras futuras generaciones de una brújula que les permita ser protagonistas de la transición hacia un mundo más justo, sostenible y, sobre todo, profundamente humano.

Es el camino correcto: una educación que no solo conecta con la tecnología, sino con los valores inmutables que nos definen como seres humanos. Una auténtica brújula humanista para el futuro digital.

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