Nueva lectura de Ficciones

Por Saul Damiano Lima

Borges, como uno de los más grandes narradores de la literatura latinoamericana, nos embelesa siempre de una manera nueva; hasta el más avezado de los lectores, estoy seguro, ha encontrado un nuevo qué en alguna pesquisa sobre uno de sus cuentos. Es ineludible, pues, enfrentársele y no sentir un poco de temor, emoción o respeto ante la elucubración de universos insondables que además de hacerlo gozar a uno como lector, también le generan cavilaciones que van más allá de un mero ejercicio de dilucidación de signos. Hoy que he retomado otra vez la lectura de Ficciones me veo casi compelido, por el vacío que siempre me produce Borges, a reseñar este libro. He encontrado entre mis documentos una copia de Ficciones por Oveja Negra, edición que data del año 1984 y es bastante agradable a la vista. Me propongo con esta empresa persuadir a las imaginaciones agudas e interesarlas en esta lectura.

El libro se divide en dos secciones: El jardín de los senderos que se bifurcan y Artificios, sumando entre ambos diecisiete cuentos que no siguen una línea temática, y hasta pueden parecer una compilación de textos aleatoriamente ensamblados. Sin embargo, esta característica, muy borgiana, es algo que como lector agradezco: invitar a nuevas experiencias con un corte tan precipitado entre cuento y cuento.

Inicia el libro Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, una conjetura de un mundo que no nos pertenece pero que Borges hace sentir cercano. Aunque en Ficciones se encuentran cuentos que siguen más o menos este corte —de un mundo ajeno pero familiar—, como La lotería en Babilonia y La Biblioteca de Babel, el tratado que les confiere su autor es fundamentalmente distinto; y en otros cuentos, que siguen, por así decirlo, un esquema convencional de narración, se construyen en la línea temporal y azarosa que solo Borges puede darle, donde los personajes, el narrador y hasta el lector pretenden darle un sentido grandilocuente a las peripecias de la existencia, resultando a veces en un razonamiento justo y otras en demasiado laborioso.

De entre todos los cuentos, particularmente, no he dejado de revisar La Biblioteca de Babel, Tema del traidor y del héroe y La muerte y la brújula. Estos cuentos me han llamado la atención por encima de otros que, aunque impresionantes, no tienen ese no sé qué que me invita a volver a ellos. Podría mencionar Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Pierre Menard, autor del Quijote, Las ruinas circulares y otras composiciones atractivas, pero estas no me producen la desazón de las tres primeras. Siento que la construcción del tiempo, del mundo paralelo y la negación de lo simple se presentan de mucho mejor manera en esos cuentos y que son, a mi parecer, el esqueleto de Ficciones.

Borges mismo advierte en el prólogo de “El jardín de los senderos que se bifurcan” lo siguiente: «Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros», esto por lo sabido ya de él, que piensa al respecto de la novela ser un trabajo imperfecto por su longitud. Sin embargo, el estilo borgiano es curioso en esa razón: decir tanto con tan poco. Si bien es cierto, no es difícil leer a Borges por su composición, sí que lo es por el dominio de temas, pues Borges es un escritor, pero también es un cosmopolita, y tratar ese acervo en un retrato de signos humanos es un trabajo triste, pero que él sabe representar.

Ficciones es una obra capitular de la narrativa española, y por qué no, universal, fundamental para todo aquel que, como decía Cornejo Polar, esté dispuesto a tratar con literatura “seria”. Pero al margen de ser una lectura obligatoria, ¿por qué leer Ficciones? Puede que luego de lo ya dicho la pregunta sobre, pero para responder explícitamente, se tiene que leer Ficciones por tres motivos: lo escribió Borges; no hay un libro de cuentos similar escrito en español que se hagan del fondo y forma indisolubles tan trascendental; finalmente por su aporte a la literatura y al desarrollo de las letras. Qué experiencia tan gozosa la de redescubrir Ficciones, espero que tú, querido lector, desveles ese secreto que aguarda por ti en sus páginas.

(Escuela de Literatura, UNSA)

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