Orden vial y cambio cultural condicionan ingreso del SIT a etapa operativa
Por Germán Yuca Ch. Fotos: Jorge Esquivel Z.
La falta de cultura vial y el incumplimiento de normas reducen la velocidad de los buses.. Mientras no se recupere el orden vehicular en Arequipa, no será posible ingresar en la fase operativa del Sistema Integrado de Transportes (SIT). Una deficiente educación vial y el incumplimiento de las normas de tránsito reducen la velocidad de circulación de los buses, afectando directamente la calidad del servicio.
RETRASA LA REFORMA DEL SERVICIO
La Gerencia de Transporte y Movilidad Sostenible de la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA) inició un ambicioso plan para reformar el tránsito en la Ciudad Blanca y alcanzar finalmente un transporte público de calidad.
David Hernández Salazar, gerente de Transporte y Movilidad Sostenible, explicó que la velocidad comercial del SIT, teóricamente, es de 12 kilómetros por hora (km/h). Esa cifra asegura el cumplimiento de la frecuencia de cada bus y evita el congestionamiento vehicular en las vías. No obstante, en la práctica los buses alcanzan apenas los 8 km/h. Esta diferencia genera gran parte de los problemas que perciben los usuarios. El hecho resulta evidente en la avenida Ejército, donde un ciudadano puede perder hasta 12 minutos en el tráfico.

«El ciudadano cree que no hay suficientes buses, pero lo que realmente ocurre es que las unidades no cumplen con las frecuencias establecidas porque –debido al tráfico en paraderos– se retrasan en cada vuelta. (…) En la calle, vemos que la flota no está funcionando principalmente por condiciones de tránsito. Algo que está relacionado a inconductas de tránsito», explicó el funcionario edil.
Para revertir esta situación, la MPA impulsa tres pilares. El primero consiste en la aplicación estricta del principio de “uno por uno” en las intersecciones del centro histórico. El segundo se centra en la prohibición del bloqueo de cruces, y el tercero en la eliminación del estacionamiento en doble fila. Para asegurar el cumplimiento de estas medidas se fortalecerá la labor de la PNP con voluntarios. Además, se promoverá el uso de grúas y la imposición de fotopapeletas electrónicas en puntos de alto tránsito como las calles San Juan de Dios, Peral y los exteriores de centros comerciales como Mall Plaza y Real Plaza.
Aunque una reforma de tal magnitud demandaría tiempo en su implementación, Hernández Salazar confía en apelar a la modificación de conductas en los conductores para lograr un cambio cultural. «Así como en su momento logramos modificar hábitos con campañas como ‘Amigo elegido’, ahora necesitamos que los conductores y peatones asuman que respetar el uno por uno, no bloquear los cruces y evitar la doble fila es responsabilidad de todos», afirmó.
Con la recuperación de la velocidad y el orden vial, programas previstos para concretarse antes de finalizar el 2025, Arequipa estaría preparada para avanzar hacia la fase operativa plena del SIT. Una posibilidad que hoy parece lejana, pero que podría materializarse si se demuestra que con un tránsito ordenado la ciudad puede moverse de manera eficiente y sostenible.

Un factor que agrava la situación es la falta de coordinación entre los conductores de transporte público y los particulares. El uso indiscriminado de bocinas, paradas en lugares prohibidos y la invasión de carriles exclusivos repercuten directamente en la fluidez de los buses del SIT. La comuna evalúa reforzar la fiscalización con cámaras y tecnología que permita sancionar de inmediato estas faltas.
Otro aspecto clave es la informalidad, que no solo encarece el costo del viaje para los usuarios, sino que también perpetúa la percepción de que el SIT es insuficiente. Los especialistas sostienen que, mientras no se consolide un sistema de transporte formal y eficiente, será difícil erradicar los vehículos informales que hoy circulan sin control.
Actualmente, el costo de la informalidad y el desorden vehicular es alto. Muchos usuarios pagan hasta tres veces más por un transporte informal y sin regulación debido, principalmente, a factores de tiempo. Sin embargo, la informalidad no solo se manifiesta en unidades que no cumplen contratos ni tienen rutas establecidas, sino también en actitudes que detienen el avance del SIT. Hernández Salazar confía en que las reformas mejorarán la calidad del servicio de transporte público, al punto de que no quede espacio para la informalidad.

«Cuando comencemos a ofertar de manera coherente una oferta de transporte sólida y eficiente, cambiando la cultura del conductor –incluso entre los conductores de buses SIT– los trabajadores informales podrán formalizarse. Claro, reformando su sistema de manejo: no podrán corretear, no tienen que meter el carro a nadie, modificar el tema de estos megáfonos, etc.», aseguró Hernández Salazar.
La fase operativa del SIT requiere no solo infraestructura y unidades, sino también un cambio cultural en los ciudadanos. De modo que la aplicación de las estrategias apunta a reducir la informalidad no solo en el transporte de pasajeros, sino en las conductas de tránsito que afectan a todo el sistema.
