Una sociedad enferma de humanidad, en la era digital
Por Alicia Barco Andrade

Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado a medir el valor de las personas por lo que producen, consumen o aparentan, no por lo que son. En este contexto, se premia la mentira, el abuso de poder y el ego desmedido, mientras que se ridiculiza la empatía. Hemos llegado a un punto donde la violencia, las humillaciones y los maltratos son tan cotidianos que pasan desapercibidos. El dolor ajeno se ignora. La sociedad enseña a mirar a otro lado y no “meterse”. La víctima es cuestionada, mientras el agresor recibe silencio, complicada o incluso aplausos. Esto no es un síntoma de una sociedad sana sino de una sociedad enferma en su humanidad. Son señales de una sociedad enferma en humanidad, una matrix psicopática.

La matrix psicopática social del sistema, nos enseña a ignorar el dolor ajeno, a mirar para otro lado y a no «meternos». Las víctimas son cuestionadas, mientras que los agresores reciben silencio o incluso aplausos. El resultado son relaciones humanas superficiales, frías y descartables.

Una sociedad sana no se construye con psicopatías. Sino con consciencia, empatía y justicia. Hay que romper la matrix.  Los medios de comunicación, que deberían ser una herramienta para la verdad, se usan para manipular y ocultar la realidad, construyendo miedo para ejercer control. Y, para empeorar las cosas, expresar emociones, pedir ayuda o mostrar sensibilidad se considera un sinónimo de debilidad.

¿A qué se debe tanta degradación del ser humano?

La degradación humana es un problema complejo que se origina en la intersección de factores sociales, culturales, psicológicos y tecnológicos. Por un lado, el individualismo extremo y el materialismo han erosionado el sentido de comunidad, haciendo que el valor de las personas se mida por lo que producen o consumen, en lugar de por su esencia. Esta crisis de valores, que premia el ego y ridiculiza la empatía, ha creado una sociedad insensible al dolor ajeno, donde la violencia se ha normalizado y pedir ayuda es visto como un signo de debilidad.

Por otro lado, la tecnología, actuando como un amplificador, ha exacerbado estos problemas. Las interacciones superficiales y la desconexión emocional en el entorno digital han dificultado el desarrollo de la empatía, haciendo que el ciberacoso y el phubbing se conviertan en manifestaciones de esta profunda indiferencia. Los medios, al construir un ambiente de miedo para ejercer control, alimentan esta dinámica de desconfianza. Esta degradación se puede y se tiene que corregir. Si despertamos consciencias, enseñamos el impacto de la empatía, lo que significa ser persona y cómo podemos despertar el potencial desde nuestras mentes, ayudaríamos a construir una sociedad donde la humanidad esté por encima de todo.

Una sociedad sana no se construye con psicopatías, sino con conciencia, empatía y justicia.

Aquí es donde entra el potencial urgente de las Humanidades Digitales. Más que un campo de estudio, son el campo de las humanidades y cómo el ser humano con ética, filosofía y el despertar de su conciencia humana se fusionan con la innovación tecnológica. Tendría la posibilidad de ser una herramienta para asegurar que la tecnología esté al servicio de la humanidad, del desarrollo social, económico, político como Nación, y no al revés.

Para romper esta matrix y vivir con propósito, necesitamos el programa de formación que hemos desarrollado basado en desarrollar el Potencial del Humanismo Digital: Diseñado para colegios, universidades y empresas, se centra en cuatro pilares:

  1. Conciencia Digital: Ayuda a los participantes a entender el impacto de la tecnología en sus vidas y a establecer límites saludables.
  2. Conexión Humana: Enseña a usar la tecnología para construir puentes en lugar de muros, fortaleciendo las relaciones familiares y profesionales.
  3. Empatía Digital: Cultiva la empatía en línea para combatir el ciberacoso y la desinformación, promoviendo la compasión.
  4. Liderazgo con Propósito: Inspira a los líderes a guiar la innovación tecnológica con ética y a asegurar que la inteligencia artificial se desarrolle para beneficiar a la sociedad.

La Antropología Filosófica como fundamento de las Humanidades Digitales.

La esencia del ser humano no reside en lo que hace, sino en lo que es: un ser con conciencia, libertad y una necesidad fundamental de conectar con otros. Por ello, el Humanismo Digital no es un concepto tecnológico, sino una manifestación de nuestra responsabilidad para guiar la innovación desde la consciencia para transformar la sociedad con el uso de la tecnología con propósito humano.

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