Arequipa es la tercera región que más exportó en primeros meses del 2025
Por Jorge Turpo R.
La fibra de alpaca es uno de sus principales productos, pero todavía queda el resto de no sólo exportar materia prima, sino productos con valor agregado, advierte un informe de REDES.
DESPUÉS DE LIMA E ICA
Solo en los primeros cinco meses de 2025, Arequipa incrementó sus exportaciones en un 12 %, alcanzando casi tres mil millones de dólares. El desempeño consolida a la región como la tercera más exportadora del país, luego de Lima e Ica, gracias a su diversificada canasta que abarca desde la minería hasta la agroindustria. Pero dentro de esa variedad hay un producto que concentra tradición, identidad y proyección internacional: la fibra de alpaca.
De acuerdo con un informe de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), Arequipa lidera la producción y exportación nacional de bienes de lana y pelo fino.
La alpaca, símbolo de los Andes, se ha convertido en un artículo de lujo en los mercados internacionales.
China, Italia y Estados Unidos encabezan la lista de principales compradores, acaparando más del 70 % de las adquisiciones.
El atractivo se explica por la calidad única de la fibra, ligera y térmica, considerada en la industria de la moda como una alternativa más fina y exclusiva que la lana de cachemira.
Las grandes marcas del mundo la han incorporado en colecciones de invierno, mientras que el Perú, con Arequipa como centro neurálgico, concentra más del 80 % de la producción mundial.
Empresas arequipeñas como Michell y Cía. o Inca Tops procesan y exportan la fibra, consolidando la cadena productiva que conecta los pastores de altura con los exigentes consumidores en Milán o Nueva York.
DESAFÍOS
Sin embargo, detrás de este aparente éxito hay un conjunto de desafíos que limitan el verdadero impacto del negocio en la región.
Según REDES, más del 59 % de las exportaciones corresponden aún a materia prima, especialmente “tops” de fibra lavada y peinada, con poco valor agregado.
El 41 % restante sí corresponde a hilados, prendas y otros productos textiles, pero la brecha sigue siendo considerable.
La paradoja es clara: mientras en el extranjero la fibra se transforma en prendas con precios que multiplican varias veces el valor inicial, en Arequipa miles de familias alpaqueras siguen viviendo en condiciones de pobreza.
La fragilidad comienza en el origen. Más de cinco mil familias que crían alpacas en las alturas de Caylloma, Arequipa y Castilla carecen todavía de servicios básicos.

Menos del 20 % ha accedido a créditos formales y apenas un 13 % recibió asistencia técnica durante 2025. En esas condiciones, la calidad de la fibra, la productividad y la capacidad de negociar precios se ven afectadas, lo que perpetúa un círculo de desventaja.
El informe de REDES advierte que el gran reto para Arequipa es avanzar hacia una transformación industrial más sólida.
“La exportación de fibra es una fortaleza regional, pero el siguiente paso es sumar mayor valor agregado, de modo que el crecimiento económico también se refleje en la vida de las familias alpaqueras”, señala.
Para lograrlo, se requieren políticas públicas que apuesten por la formalización de los pequeños productores, mayor acceso a financiamiento y asistencia técnica, y una estrategia de promoción de marcas peruanas en el mercado internacional.
En los últimos años, algunos esfuerzos han buscado revertir esa situación. El Gobierno destinó alrededor de dos millones de dólares a la instalación de centros de esquila en Arequipa y Puno, con la idea de mejorar el primer eslabón de la cadena.
Las exportaciones con valor agregado, además, han crecido en promedio 23.5 % anual desde 2020, lo que muestra que el potencial es real.
Sin embargo, los especialistas insisten en que esos avances aún son insuficientes para cambiar de manera estructural la industria.
La dependencia de pocos mercados también representa un riesgo. China, Italia y Estados Unidos concentran la demanda, lo que hace vulnerable al sector frente a fluctuaciones económicas o políticas en esos países.
Una caída en los pedidos o una crisis internacional podría afectar directamente a miles de familias que dependen de la alpaca.
Por eso, REDES sugiere diversificar destinos y fortalecer la presencia de marcas propias que permitan defender mejor los precios.
El brillo internacional de la fibra contrasta con las sombras en las alturas andinas. En los pueblos alpaqueros, las familias conviven con la dureza del frío, la falta de agua potable y el escaso acceso a mercados formales.
Cada ovillo de lana que parte desde Arequipa hacia Milán o Shanghái esconde esa paradoja: un recurso que vale millones afuera, pero que deja poco dentro.
Arequipa seguirá exportando fibra de alpaca, y probablemente en cifras cada vez mayores. El desafío es que esas estadísticas no solo engorden los reportes comerciales, sino que también cambien la vida de quienes sostienen la tradición de criar a estos animales en las alturas.
