Un vínculo que se fortalece y diversifica
Por: Carlos Meneses
Sin duda, el ímpetu actual de la relación bilateral es un activo que debemos cuidar, fortalecer y traducir en desarrollo inclusivo y sostenible para los peruanos.
Las relaciones entre el Perú y la República Popular China atraviesan uno de sus momentos más sólidos y dinámicos desde que se establecieron formalmente hace más de medio siglo. Así lo ratificó esta semana el embajador Song Yang, durante la celebración por el 76.º aniversario de la fundación del país asiático. Sus palabras no son retórica diplomática: se sustentan en cifras, proyectos y gestos concretos que confirman un vínculo que se ha vuelto estratégico para ambas naciones.
En el plano económico, el Tratado de Libre Comercio vigente desde hace 15 años ha sido decisivo. El volumen de intercambio se cuadruplicó —de 10 mil millones de dólares en 2010 a más de 41 mil millones en 2024— y China se consolidó como el principal socio comercial e inversor del Perú por 11 años consecutivos. Esta relación no se limita al comercio de materias primas; abarca infraestructura, tecnología, cultura y servicios, ampliando la matriz productiva peruana y creando oportunidades de empleo y transferencia de conocimientos.
El puerto de Chancay, inaugurado durante la visita del presidente Xi Jinping en 2024, simboliza esta nueva etapa. No se trata solo de una obra de envergadura, sino de un nodo logístico que conectará a América Latina con Asia de manera más directa y competitiva. Con ello, el Perú gana protagonismo en las rutas del comercio global y puede convertirse en plataforma para las exportaciones regionales.
Pero el fortalecimiento del vínculo no es solo económico. La exención unilateral de visas para ciudadanos peruanos, la instauración del “Día de la Amistad Perú-China” y la proyección internacional de nuestra cultura —como la presencia de “El Cóndor Pasa” en la Gala de Primavera— evidencian que hay un interés real por estrechar lazos entre pueblos. La diplomacia parlamentaria y ministerial también ha jugado su papel en dar continuidad y profundidad a esta asociación estratégica.
En tiempos en que la geopolítica se reacomoda y las tensiones entre grandes potencias son noticia diaria, el Perú debe saber gestionar con visión y equilibrio su relación con China. Aprovechar las oportunidades sin perder autonomía y diversificar aún más sus vínculos externos será clave.
