La pedrada de Andrés

El mayor éxito de Bedoya fue que vieran su programa la mitad de todos los habitantes de Arequipa.

Por Carlos Meneses Cornejo  

LOS AREQUIPEÑOS QUE YO CONOCÍ

Andrés Bedoya Ugarteche (de rojo) escribía una columna en el diario Expreso.

Andrés nació del matrimonio de Jorge Bedoya Forga y de Rosa Ugarteche Montesinos en el primer trimestre del año 1936. Sus padres tuvieron un segundo hijo al que llamaron Esteban, quien fue educado al igual que su hermano Andrés, en el colegio jesuita de San José y murió prematuramente, fue casado con Rosario Muñoz Najar Ballón Landa.  Cuando los padres jesuitas tenían el plantel en la tercera cuadra de la calle Melgar, antes Santa Teresa.

En el colegio era conocido como el “Ogro”, porque desde temprano tiempo le gustó poner “chapas” a sus condiscípulos con quienes gustaba bromear.

Había estudiado Derecho en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), trabajó por corto tiempo en la Secretaría de Cámara de la Corte Superior y en la Oficina Departamental de Turismo, postuló a una plaza de notario, pero no la consiguió.

Se casó con Elena Valdivia Vinelli con la que tuvo dos hijos, Mauricio y Alejandra. Era singularmente bromista conversador, intolerante, racista, machista, homofóbico y antisemita, alguna vez, cuando yo era director de Correo le dije que no hablara tanto y que escribiera una columna.

Él aceptó y comenzó a agradar a medio mundo en “La Ortiga”; sin embargo, los éxitos más singulares de su condición de escritor se vieron en su columna del diario Expreso de Lima, de circulación nacional, llegando a competir con el famoso “Sofocleto en dos columnas” de El Comercio.

En Arequipa fue requerido por mi dirección de Arequipa al día, periódico donde también escribió durante 15 años. Pero su mayor éxito periodístico fue su incursión en el Canal 8 de televisión, donde actuó con un muñeco que el propio Bedoya manipulaba y hablaba y al que bautizó como Timoteo que representaba a un campesino que, con overol puesto, sombrero y camisa a cuadros dialogaba con él siempre con acento chacarero.

Las monjas de clausura del Monasterio de Santa Catalina me contaron que ellas veían sus programas que terminaban al filo de las 10 de la noche y después se iban a dormir para levantarse a las 5 de la mañana para seguir con el rezo del oficio.

Cuando había publicado “La Ortiga” en Correo, se difundió un pedido, de cierto público, al diario para que no le permitieran publicar sus columnas, pues se sentían insultados por sus escritos que eran reacios a la invasión provinciana de puneños y cusqueños de los que rajaba con mucha frecuencia especialmente de los danzantes de tijeras como escribió su admirador Alfredo Herrera Flores.

ESTAS DOS ÚLTIMAS FOTOS DEBEN IR UNA A LADO DE LA OTRA.

El Canal 8 tuvo récord de sintonía con él, que gustaba atacar indistintamente a militares, autoridades civiles y eclesiásticas, policías y hasta bomberos. Una de sus “víctimas” fue el juliaqueño Luis Cáceres Velásquez en su gestión de alcalde provincial, tanto que un día en una cafetería de la calle Jerusalén ingresó el burgomaestre empuñó la mano derecha y descargó un fuerte golpe sobre la boca de Andrés, provocando su caída por suelo, quedando como evidencia del ataque un diente en el piso.

Cuando acudí a su casa de la avenida Lima de El Vallecito, me recibió y me dijo “…estar agradecido por que el diente en caso de no haberse producido el golpe lo hubiera obligado a gastar en un dentista para su extracción porque estaba contaminado con caries avanzada…”

Resumiremos algunas anécdotas de él: un domingo Andrés se enteró y criticó en el diario, que en el izamiento del pabellón nacional de la plaza de Armas se había frustrado la colocación al tope de la bandera peruana por una deficiencia del soporte de la “pita”, correspondiente. Lo que enfureció al general Abraham Cano Angulo, quien publicó una carta de protesta y amenazó al periodista señalándolo por la falta contra un signo patrio.

Conversé con Andrés y le sugerí contestar a Cano en el diario Expreso para que la Comandancia General de armas tuviera nota de lo que había hecho Cano Angulo y, como es lógico, el Ejército llamó la atención al oficial y Andrés publicó la definición de “pita” según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, agregó que de seguro el general no le entendería y entonces lo remitió al conocimiento de un diccionario escolar para que se enterara que “driza” es también pita y que no había falta alguna en su escrito.

Andrés Bedoya tuvo un programa en Canal 8 de propiedad de la familia Mendoza.

En otra oportunidad Bedoya publicó virulento ensayo debido a la “indiada” que inundaba a Arequipa y una publicación inglesa señaló que era la carta más ruin del mundo en materia de discriminación racial y le otorgó un mal título a su trabajo.

El ogro Bedoya era fumador empedernido y también buen bebedor de whisky, fue presa de ambos males. Durante meses bebía alcohol como desayuno, almuerzo y comida y puso en riesgo su estabilidad familiar. Su esposa y sus hijos querían abandonarlo hasta que un sacerdote jesuita, director de Alcohólicos Anónimos, lo ayudó a superar el alcoholismo del que era víctima.

En gratitud por el apoyo brindado a su esfuerzo en los interiores de la Tercera Orden Franciscana grabé un programa en el que no se pudo ver ningún rostro porque todos los entrevistados hablaban dando la espalda a la máquina para no ser identificados.

El que ganó la batalla final fue el cigarrillo que no lo dejó oportunamente y los últimos 6 años de su vida los pasó luchando contra el cáncer. Hasta fallecer en Lima el 16 de abril de 2012, a los 75 años. Su esposa murió dos años después, su hija Alejandra se dedicó a la fotografía, a la pintura y su hijo Mauricio se casó y vive en Lima.

Me precio de no haber censurado nunca alguno de sus artículos escritos, más sí lo hizo un programa de televisión, cuando Andrés y Timoteo despotricaban, el presidente del Canal 8 ordenó que se cortara el espacio y él lo fue a buscar enfurecido y para entrar al canal se metió en la maletera de un auto para de allí salir a agredir a Mendoza, felizmente no lo encontró.

Termino diciendo que Andrés Bedoya descansa en paz y que sus enemigos tengan ahora paz como dijo su analista Alfredo Herrera.

comentarios en

  1. simpatico ciudadano…..sincero clasista y de seguro iconoclasta….TODOS caben en el mismo mundo ….TOLERANCIA es lo que necesitamos…y la busqueda de espiritualidad pa entender que somos hermanos…..A PROPOSITO..DON carlos MENESES TAMBIEN DEBE TENER materia pa un libro…..como cuando un lider politico se refugiò en su oficina lejos de los dientes de los esbirros del gobierno de turno…….

  2. Existen errores: primero el burdegano – vocablo empleado por el ogro – de Cáceres le golpeo en la cafetería MANOLO ,el articulo dice calle Jerusalén ,y esto ocurrió en la calle Mercaderes primera cuadra . El Ogro era fascinante tenia un discurso tonitonate ,conversaba colosalmente con Enrique Soto León Velarde ,que discusiones , ambos eran personas muy cultas , El tenia un detalle muy particular con sus amigos que apreciaba, El era articulista en el diario Correo dicho articulo salía los jueves , pero El nos enviaba a nuestros correos los jueves sus artículos . Un detalle de oro el firmaba con su nombre y el final solia ponerCD me revelo que significaba .

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