La descentralización departamental
Por: Carlos Meneses
La falta de unidad en los gobiernos regionales y municipales exige eficaces entendimientos para posibilitar la recuperación de los sectores más pobres.
La temporada de lluvias ha perjudicado a los pueblos y provincias que no están en el centro o en los alrededores inmediatos de la ciudad capital; las consecuencias han sido desastrosas para la pequeña agricultura y las viviendas de los más pobres.
También se han perjudicado todos aquellos que desoyeron las advertencias de los técnicos de no construir sus viviendas en quebradas que han sufrido graves daños y cuyos caminos han quedado interrumpidos en la mayoría de los casos. Ahora reclaman atención preferente del gobierno regional, de municipalidades provinciales, así como distritales que en su mayoría tienen obras que están inconclusas o tienen litigios o arbitrajes para avanzar en sus tramos finales.
La fortaleza económica de estos organismos tiene que mejorarse y la única posibilidad de lograrlo es con medidas extraordinarias del gobierno central, del regional de Arequipa y de sus propias comunidades.
La ayuda técnica es también imprescindible, en este sentido conviene la intervención de los colegios profesionales para que colaboren en la solución de problemas que alcanzan también en el caso del agua potable y del riego de campos de cultivo de la agricultura arequipeña.
Lo que corresponde por hacer obliga a dejar a un lado diferencias al interior de los organismos del Estado y se advierte que ello también ocurre en el Gobierno Regional de Arequipa donde son evidentes los desencuentros entre grupos que no se ponen de acuerdo en ordenar un funcionamiento que satisfaga las aspiraciones y necesidades de sus comunidades.