Lo único constante es el cambio
Por: Mesías Guevara Amasifuen
“No podemos bañarnos dos veces en las mismas aguas de un río”, “Lo único constante en la vida es el cambio” manifestaron resueltamente algunos filósofos; el cambio está presente a lo largo de la historia universal. Por lo que no es nuevo, lo que sí resulta nuevo es la rapidez del cambio.
Hoy somos testigos de los cambios vertiginosos que están ocurriendo en nuestro entorno, vemos que la información viaja a la velocidad de la luz y el surgimiento de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, el uso intensivo de la tecnología celular y el surgimiento de nuevos materiales que tienen un impacto directo en el estilo de vida de las personas.
Para afrontar con éxito los desafíos que se nos presentan es importante y necesario que definamos nuestra actitud ante ellos. Los expertos manifiestan que ante los cambios hay cuatro tipos de actitudes:
–Del avestruz, que esconde la cabeza cuando se dan los cambios.
–Reactiva, que actúa cuando se producen los cambios.
–Preactiva, que se prepara para los cambios.
–Proactiva, que genera cambios.
La actitud que debemos tener es la proactiva, es decir, generar constantemente cambios para mejorar el entorno que nos toca vivir, dejando volar nuestra imaginación y dando rienda suelta a nuestra capacidad creadora e innovadora. De manera frecuente tenemos que analizar los aspectos políticos, económicos, sociales, tecnológicos y ecológicos, en ellos se vienen produciendo cambios radicales y espectaculares.
Debemos estar seguros del mundo en el cual queremos vivir, tener iniciativa propia y alta solvencia moral, ellos nos permiten modelar nuestro mundo, y la humildad que nos impulsa a seguir aprendiendo, por lo que es necesario que seamos conscientes de que así como existe la curva del aprendizaje existe la curva del desaprendizaje, lo cual nos permitirá deshacernos de nuestros malos hábitos, malas costumbres, desesperanzas y defectos que nos inmovilizan. Tenemos que ser capaces de romper la resistencia al cambio a nivel personal y organizacional, para ello es importante romper paradigmas, tal como lo expresa Thomas Kuhn en su libro Estructura de las revoluciones científicas. El reto es reinventarse de manera permanente, siguiendo el ejemplo del águila, que a los 40 años inicia grandes cambios para vivir hasta los 70 años aproximadamente.
Los cambios deben ser asumidos como parte de nuestras vidas para transitar con éxito hacia el futuro, controlando la incertidumbre que tiene asociada a él. Con pensamiento prospectivo urge construir escenarios, teniendo como drivers a principios como honestidad, integridad, humildad. El futuro nos pertenece; sin temor, idealicémoslo, pero trabajemos para hacerlo realidad.