Por: Carlos Meneses

Estamos totalmente de acuerdo en que para poner remedios a males como la pobreza y el desempleo, hay que saber los alcances de cada uno de estos factores negativos, esconderlos es el peor afán de un gobierno responsable.         

Un día duró la incomodidad de la presidenta Boluarte y del gabinete que preside, Gustavo Adrianzén antes de que se diera conocimiento público del resultado de una encuesta realizada por el INEI sobre la situación de pobreza que hay en el Perú.

El Poder Ejecutivo ordenó que los números y porcentajes se mantuvieran en reserva, pero al revelarse los resultados por adelantado, se desistió del empeño y se dieron a conocer que somos más pobres que antes de la pandemia y que el índice de pobreza ha aumentado al 30%.

En otras palabras, estamos peor que antes de que se iniciarán los 2 años más terribles de la epidemia del Covid-19, sea por negligencias en la atención, por vacunas que no llegaron a tiempo o porque fueron deficientes los programas que se pusieron en operación y también porque quedaron a la vista las deficiencias que se observaron en empleos y en crisis económica.

El trabajo de investigación del INEI refleja la realidad que vivimos; que no le guste al gobierno aceptar los resultados es otra cosa, pero debe tener en cuenta que las verdades existen, son mensurables y que debe ser consecuencia de errores cometidos antes y ahora por los gobiernos de turno.

Cuántas cosas como estas las ignora la ciudadanía y el gobierno que se empeña en no revelarlas comete un error contra los intereses de todos los ciudadanos. La única manera de actuar es conociendo realidades y hacer frente a la contingencia.