Por: Carlos Meneses

La desmoralización que produce la corrupción daña todo el Perú y debe ser detenida, para eso se necesita que las instancias directrices de la República se armen de valor y pongan las cosas en el lugar que se merecen y no en el que los delincuentes las colocan.

Solo la obligación que tenemos los periodistas de estar bien informados nos impide renunciar a escuchar los dominicales o las ediciones de fin de semana de los diarios para enterarnos del estado de la corrupción en el Perú, pues da asco el saber lo que ocurre en las esferas gubernamentales del país.

El último domingo, por citar un ejemplo, las investigaciones periodísticas revelaron como un funcionario de la Universidad Nacional de Piura fue captado recibiendo 10 mil soles en efectivo. La pretensión del sujeto era que le entregaran S/ 20 mil por concepto de una obligación asumida por terceros vinculados con la SUNEDU para cumplir una tarea vergonzosa para con la educación peruana.

La corrupción es lo más terrible que sufre el Perú y no hay ningún asomo de que las cosas cambien en los poderes del Estado tanto en el Congreso como en el Poder Ejecutivo y día a día caen nuevos valores en el desprestigio y en el daño que se hace a los bolsillos de todos los peruanos.

Eso no se arregla cambiando de nombre a los ministerios, se arregla fortaleciendo a la justicia peruana y en especial al Ministerio Público, a la Policía Nacional, esa misma que no puede detener desde hace un año a quien está condenado a estar entre rejas y que nadie puede ubicar porque hay manos que protegen a los delincuentes.