Boluarte y el año 2025

Por: Carlos Meneses

Hay preocupación nacional por lo que le vendrá al actual régimen de gobierno y sería oportuno que se revisen decisiones que no empeoren las incomodidades que ahora tiene el Poder Ejecutivo en el tratamiento de problemas nacionales.

Todo indica que el 2025, año preelectoral peruano, será más difícil que el 2024 para el gobierno de Dina Boluarte por las dificultades que a finales de este año se produjeron al interior de la mayoría congresal de derecha y el debilitamiento del gabinete de ministros que preside Gustavo Adrianzén. Además, por tratarse del último periodo anual del gobierno, se producirán problemas por la sucesión al nuevo régimen que regirá el país el 2026.

También influirá en mucho el comportamiento del actual gabinete y en particular el de la presidenta en sus relaciones con los medios de comunicación, especialmente con los periodistas en general a los que rehúsa recibir y con quienes no quiere conversar.

El país confronta problemas delicados y el gobierno cree que, eludiendo el trato referido a asuntos como la petrolera fiscal, estos se resolverán solos sin escuchar las voces de alarma que otros sí oyen.

La última decisión presidencial relacionada con los tratos frecuentes con estudiantes y niños no conduce a ningún camino de sensatez y de diálogo real con la comunidad y las consecuencias de tal proceder están a la vista como ha ocurrido con la pretensión presidencial de ir a la cita mundial de las Naciones Unidas, sin suerte para la presidenta.

Los grandes problemas no se tocan y seguimos esperando que las dificultades que se presentan se arreglen solas, al parecer esa es la idea que tiene un gobierno que cada vez se acerca más a su final dejando para el futuro el tratamiento de temas que pueden ser complicados para las personas y los grupos políticos que tienen el control del Legislativo.     

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