Por: Carlos Meneses

La participación activa de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas para detener la ola de violencia que afecta al país hace necesario un hablar prudente y no amenazante a las libertades públicas.

La presidenta Boluarte, durante el mensaje a la Nación que dirigió con motivo de la conmemoración del sacrificio de Grau y en acto celebratorio del Día de la Marina, reveló estar confrontando como gobierno lo que llamó “terrorismo informativo”. Actividad que constituye una amenaza para el país y la demostración de que mentira tras mentira terminan por dañar o convertir en fallido el quehacer de un régimen que está luchando en favor de los intereses nacionales.

El mensaje, leído de la presidenta, tiene un riesgo para que se adopten medidas de protección contra este sistema de distorsión de la imagen del gobierno; significa también un peligro por la confusión que puede provocar a la legítima protesta pacífica de los ciudadanos con un intento golpista que obligue al Poder Ejecutivo y también a mayoría congresal a adoptar actitudes riesgosas para la estabilidad institucional y democrática del Perú.  

Es de reconocer que en el país vivimos un momento dramático por el incremento delincuencial que ha llegado a extremos y que exige acciones que deben ser dirigidas por la propia presidenta de la República, pues los esfuerzos hechos hasta ahora no han superado la contingencia y son motivo de preocupación general.

Todo exceso es malo provenga de cualquier sector que se equivoque en el quehacer de mantener viva la democracia y la libertad a la que tienen derechos los peruanos en general y el término también es aplicable a quien dirige los destinos de la Nación.