Por: Dr. Hugo González C. – Representante del Fondo de Población ONU

Este lunes 11 de julio, como todos los años, el mundo conmemora el Día Mundial de la Población, establecido desde 1989, cuando dos años antes la población había alcanzado los 5,000 millones de habitantes. Una fecha para hacernos recordar las interrelaciones entre las megatendencias demográficas, el desarrollo social y económico y el ejercicio de los derechos humanos para todas las personas.

Es una ocasión para celebrar los avances de una población creciente cuya esperanza de vida al nacer se ha prolongado como resultado, entre otros, de los avances en la salud y la educación. En el último medio siglo, en el Perú ha transitado de aproximadamente 14.1 millones a 33.4 millones, con una esperanza de vida al nacer que alcanza los 77 años, luego que alrededor de los años 70 apenas equivalía a 56 años en promedio; y proporciones importantes de población han accedido a la educación, con un avance significativo logrado por las mujeres, pasando de 8.5%, que alcanzó educación superior en 1961, a 30%, en el 2021.

Ciertamente, los países que han invertido más en su población, en el ejercicio de sus derechos y opciones, tienen los mayores retornos en bienestar y calidad de vida. Lamentablemente, esas ganancias son desiguales al desagregar por extractos diversos la tiranía de los promedios revelando las grandes desigualdades que hacen de América Latina la región más desigual.

Este año, la población mundial alcanzará los 8,000 millones de personas, lo cual, sin duda, traerá consigo perspectivas y debates enfocados en “cuantías”. No obstante, los logros de ser y vivir más propicia la ocasión también para observar las ganancias en las diversidades de las sociedades y encauzar el diálogo sobre los mayores réditos que todavía los Estados pueden obtener al conseguir que más personas concilien el ejercicio de sus derechos con las oportunidades de alcanzar su pleno potencial.

La capacidad de resiliencia demográfica dependerá de políticas que aborden los desafíos estructurales, más allá de los números. Perú aún tiene casi 30% de mujeres y 20% de hombres que hoy apenas alcanzan algún grado de educación primaria; un margen que podría restituirse con mayor logro educativo –personas más educadas, más productivas–. A ello se suma la opción de también revertir la actual informalidad –casi 8 de 10 mujeres y 7 de 10 hombres laboran en la informalidad– que con un sistema de cuidados favorecería el aprovechamiento de un bono demográfico femenino. Así pues, una mejor alineación entre el empleo, la productividad y la demografía propiciarían una sociedad más igualitaria y próspera.

Este día, que además el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) conmemora 50 años de presencia en el Perú, confía firmemente en que la población es la solución y si bien los números importan, las posibilidades crecen exponencialmente en su diversidad y en hacer posible los derechos y las opciones para todas y todos.