Fujo vehicular llega a superar las 2 mil unidades cada hora en puente Grau

Por: Daniela Santander R.

Si vives en Miraflores, Paucarpata, Cayma, Cerro Colorado, o en algún otro distrito, es innegable que hayas tenido que esperar un carro en el puente Grau alguna vez. Has visto por las ventanas del vehículo las barandas de piedra y sillar con el fondo del rio, los árboles y el Misti detrás. No queda duda que este Puente ha hecho que todos los arequipeños apreciemos esa maravillosa vista durante nuestros viajes. Sin embargo, esta magnífica estructura no fue diseñada para soportar el caos del transporte que luce indetenible en Arequipa.

ES COLUMNA VERTEBRAL DEL TRANSPORTE URBANO

Desde su construcción, el puente Grau fue concebido para unir el centro histórico con Yanahuara, que en su momento fue uno de los distritos más pujantes de Arequipa. Originalmente, no fue diseñado para soportar el alto flujo vehicular que hoy enfrenta, sino como una estructura de conexión y recreación. A su alrededor, existen espacios paisajísticos, áreas de diversión y no hace mucho un zoológico, que hacían de la zona un punto de encuentro para los arequipeños.

El puente también es punto de encuentro de amigos.

El puente, que se mantiene en pie desde hace 140 años, es un puente estático construido con materiales tradicionales como piedra, sillar y conglomerado de cal, los cuales han permitido su durabilidad a lo largo del tiempo. Su estructura se basa en arcos de compresión de sillar, diseñados para soportar grandes cargas. Según el arquitecto Juan Francisco Melgar Begazo, decano regional de Arequipa, la clave de su estabilidad radica en su diseño.

Sin embargo, el puente no ha estado exento de modificaciones. Hace aproximadamente 30 años, cuando se incorpora el arco de la avenida La Marina, una parte de su estructura fue afectada y reemplazada por otro arco con malla metálica. A pesar de ello, no ha presentado problemas estructurales serios que comprometan su estabilidad general, aunque, como todo monumento histórico, requiere de inspecciones y mantenimiento periódico para garantizar su conservación.

La infraestructura no fue diseñada para la cantidad de vehículos que transitan hoy.

Con el crecimiento urbano y el incremento del parque automotor, el puente Grau quedó atrapado en una densa red vial para la que no fue diseñado. Hoy, más que un paso entre dos distritos, se ha convertido en el epicentro del transporte arequipeño. Ya hace una década datos de la Subgerencia Circulación y Educación Vial de la comuna provincial revelaron que en horas punta esta estructura llega a soportar el paso de más de 2 mil unidades móviles cada hora. Es innegable que el crecimiento del parque automotor de Arequipa empeora estrás cifras.

Este uso intensivo ha generado preocupaciones sobre su capacidad de resistencia y la necesidad de medidas que alivien la carga vehicular. Aunque el puente no corre riesgos por el momento sigue cumpliendo un trabajo para lo que no fue hecho.

El crecimiento del parque automotor empeora la situación.

El puente Grau es la columna vertebral del transporte urbano de nuestra ciudad, carros con destinos diferentes convergen en un mismo lugar. El ir y venir de vehículos, las bocinas, el ruido de los motores se entrelazan con miles de testimonios de las personas que ahí se encuentran, ya sea para viajar, trabajar o simplemente pasear, la infraestructura también alberga historias de todos los arequipeños.

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