Por: Igor Romanchenko – Embajador de Rusia en el Perú

El 18 de julio, es una fecha importante y memorable en la historia de las relaciones ruso-peruanas. Este día recordamos los trágicos acontecimientos del 31 de mayo de 1970 relacionados con el devastador terremoto en el departamento de Áncash y la ayuda humanitaria de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) al Perú en ese difícil momento.

Nuestro país fue uno de los primeros que brindó asistencia al Perú por la tragedia y realizó una misión humanitaria sin precedentes. Por primera vez se organizó un puente aéreo transatlántico: con los aviones militares de transporte Antey fueron trasladados y donados al Gobierno peruano tres helicópteros Mi-8, ambulancias y equipos médicos; en total, más de 60 toneladas de ayuda humanitaria. Los especialistas soviéticos capacitaron a los pilotos y rescatistas peruanos. Cientos de voluntarios locales recibieron entrenamiento completo y material necesario para brindar primera ayuda médica.

En la ciudad de Huaraz se desplegó un hospital militar de campaña, que posteriormente fue donado al Gobierno peruano y originó el hospital que, tras su modernización, sigue funcionando hasta hoy. En Yungay, arrasado por un devastador aluvión, se construyeron casas prefabricadas, traídas de la URSS y equipadas con todos los electrodomésticos necesarios de fabricación soviética.

El 18 de julio de 1970, durante la misión humanitaria soviética para ayudar al Perú, ocurrió una tragedia: uno de los aviones de transporte An-22 desapareció sobre el Atlántico Norte. A bordo del avión había 16 tripulantes y 6 médicos. En su memoria se erigieron monumentos en el prestigioso cementerio Novodevichy de Moscú y en el hospital de Huaraz. Una placa conmemorativa fue instalada en el camposanto de Yungay por el Indeci. En Moscú se llevan a cabo anualmente eventos conmemorativos. En el Perú, en el 2020 con motivo del 50° aniversario de estos acontecimientos trágicos junto con el gobernador regional de Áncash, Juan Carlos Morillo Ulloa, depositamos ofrendas florales ante los monumentos a los rescatistas soviéticos en Huaraz y Yungay.

Los acontecimientos de aquellos años, llenos de ejemplos de coraje, abnegación y solidaridad en los momentos más trágicos y duros, posteriormente sentaron una base inquebrantable para las relaciones de una sincera amistad y entendimiento mutuo entre nuestros pueblos. Por eso, el 18 de julio conmemoramos el Día de la Solidaridad Ruso-Peruana.