¿Puede la TV moldear nuestra personalidad?
Por: Ricardo Montero Reyes

Durante la etapa más dura de la pandemia, la mayoría de los peruanos buscamos refugiarnos en la televisión. Un estudio de Kantar Ibope Media, empresa que mide y analiza datos de audiencia de los medios de comunicación, sostiene que en el 2021 más del 90% de los hogares peruanos vieron programas televisivos, y determinó que cada uno de nosotros vio un promedio de cinco horas diarias de televisión.

Las telenovelas o teleseries, como se les llama ahora, son los programas que captan más audiencia. Al fondo hay sitio es una muestra. El primer capítulo de su novena temporada, transmitido en junio pasado, logró un rating de 30 puntos de sintonía. No obstante, este programa ha alcanzado ratings de hasta 50 puntos en anteriores temporadas.

Pero también preferimos los programas que abordan la vida privada de los personajes públicos, los noticiosos y los deportivos, esencialmente los dedicados a transmitir o comentar la práctica del fútbol.

Si nos preguntaran, ¿qué busca la audiencia peruana en los medios de comunicación, sobre todo en los audiovisuales como la televisión?, tendríamos que responder: diversión e información que le permita evadir el estrés generado por las crisis políticas, económicas, de salud, deportivas, culturales y de otra índole.

Sin embargo, los programas televisivos y las aventuras y desventuras de sus personajes no solo crean un ambiente de relax para la audiencia, sino que también aportan información sobre nuestra manera de ser y de comportarnos. En efecto, hay estudios que demuestran que la afición por tal o cual programa o personaje de ficción suele reflejar aspectos fundamentales de nuestra personalidad.

En un artículo publicado en la revista digital Correo de la Unesco, Dara Greenwood, profesora adjunta de filosofía del Vassar College en Nueva York, sostiene que la aplicación de teorías científicas demuestra la existencia de personas más propensas a dejarse cautivar por determinados programas televisivos y a encariñarse con sus personajes. Así, asegura que sus investigaciones le han permitido comprobar que las personas más susceptibles de identificarse con personajes mediáticos muestran una tendencia a presentar vulnerabilidades emotivas, como la dificultad de dominar sus impulsos o su ansiedad.

Greenwood afirma que el tipo de consumo mediático puede contribuir a que nos acerquemos a los demás, y aportarnos lucidez y consuelo cuando los tiempos son difíciles. Pero también pueden generar el efecto contrario, involucrar lo que vemos en los medios con las relaciones de la vida real.

Si bien no existe una evidencia definitiva, los estudios demuestran cada vez más la enorme influencia de los medios audiovisuales, entre ellos la televisión, sobre la personalidad. Así, puede llegar a alimentar conductas agresivas que podrían ir más allá del individuo hasta alcanzar a toda una comunidad.

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