“Todos sentimos que hay una intensificación de la corrupción”
— Redacción Diario El Pueblo —
El arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, advirtió que el Perú vive una “intensificación de la corrupción”, especialmente en la clase dirigente; tras lo cual advirtió que el país “hay un flagelo permanente de egoísmo que nos puede llevar al caos”.
Monseñor Carlos Castillo:
“Hay desazón en el sentido de que todos sentimos que existe una intensificación de la corrupción en todos los niveles, especialmente dirigenciales del país, que nos afecta a todos”, advirtió en Ampliación de Noticias.
“Tenemos que preguntarnos cuánto colaboramos o no con ese tipo de irradiación de esa mentalidad y esas acciones. Digo esto porque uno siente que, en las altas esferas, pero también la vida cotidiana del país, hay un flagelo permanente de egoísmo que nos puede llevar al caos”, reflexionó.
El religioso se refirió a su homilía de ayer durante la misa y tedeum por Fiestas Patrias, en la que recordó que, en agosto de 1822, el libertador argentino José de San Martín renunció a la campaña libertadora del Perú para darle paso a Simón Bolívar.
“El tema del bien común es fundamental, y también la mentalidad de que hemos sido fundados de otra manera, justamente combatiendo eso. La actitud que ha señalado San Martín es ese desprendimiento que puede implicar diversas acciones en distintas circunstancias, para unas personas y otras; pero a todos nos corresponde una actitud de generosidad, de comprensión y de solidaridad, especialmente con quien más sufre”, comentó.
“El asunto de renunciar tiene varios significados, ¿no es cierto? Uno puede dejar un cargo para poder servir, hacer una cosa nueva. Pero también renunciar es desistir de una manera de actuar. También puede ser abrir paso a una actitud novedosa, que permita consensos, por ejemplo”, agregó.
El monseñor Carlos Castillo advirtió que actualmente estamos padeciendo la ideología de la “codicia permanente”, “Es una mentalidad que se ha arraigado y no ve el bien común de todos”, sentenció.
Durante su homilía, el monseñor Carlos Castillo hizo una comparación del antes y ahora en el Perú, ya que vivimos “similares dificultades” como las previas al “despegue como República”.
“Ayer: caudillismos, ambiciones particulares, ambigüedades, tibiezas y complicidades con el colonialismo, traiciones, apetitos de poder, corrupción, nostalgias aristócratas. Hoy: instituciones públicas deficientes y corroídas ante las necesidades de seguridad, salud, trabajo, educación de calidad, equilibrio ecológico, organización autónoma solidaria, desarrollo de poblaciones originarias, y otras demandas de nuestro pueblo; enorme crisis política con fondo viral de corrupción y encubrimiento al servicio de intereses particulares; indiferencia, individualismos, intereses de grupo, mafias”, reflexionó.
DATO
“Don José comprendió que para lograr el bien común del Perú, había que hacer un acto adecuado y justo de desprendimiento que permitiera una acción efectiva que culminase la guerra. Por ello, decidió algo más hondo todavía: retirarse para dejar paso a quien tenía las fuerzas preparadas para que no retrocediera el proceso libertario y republicano”, aseveró.