Organismo de recién nacidos registran contaminación plástica

Por: Daniela Fernández C.

Preocupante. Microplásticos en la placenta y en cordones umbilicales va en aumento.

AMENAZA INVISIBLE

El plástico, ese material que alguna vez fue símbolo de modernidad y comodidad, hoy se ha vuelto una sombra que nos acompaña sin notarlo, fragmentado en diminutas partículas cada vez hay más micro y nanoplásticos, los cuales no solo están por todas partes, sino que ya forman parte de nuestro organismo.

Un estudio reciente identificó estas partículas en el cerebro, riñones, hígado y pulmones humanos. Investigaciones internacionales también han demostrado su presencia en arterias y en tejidos reproductivos como óvulos y espermatozoides, lo que abre interrogantes sobre su relación con problemas cardiovasculares, nerviosos y de fertilidad.

Biólogo Víctor Gamarra, curador e investigador.

El biólogo Víctor Gamarra, curador e investigador asociado del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional de San Agustín, explica que las aves ya son bioindicadores de esta crisis ambiental. “Si las aves ya están afectadas, es muy probable que nosotros también lo estemos”, señala. Lo preocupante, añade, es que los plásticos no desaparecen, se fragmentan en partículas cada vez más pequeñas, pero permanecen en los ecosistemas y terminan acumulándose en nuestros cuerpos.

La ciencia ha demostrado que este problema no se limita a mares y océanos lejanos, sino que también alcanza a entornos urbanos y rurales. Aves locales podrían estar migrando o viendo reducida su población debido a la contaminación. Para Gamarra, este es un recordatorio de que la llamada “sexta extinción”, atribuida a la acción humana, ya no es una hipótesis, sino una realidad que se manifiesta en cada especie afectada.

HALLAZGO PREOCUPANTE

Pero las mujeres enfrentan un escenario aún más delicado. Los estudios han encontrado microplásticos en la placenta y en cordones umbilicales, lo que significa que incluso los recién nacidos llegan al mundo con estas partículas en su organismo. Para la enfermera neonatóloga Hilda Carpio, este hallazgo refuerza la importancia de la salud materna: “La mujer, como dadora de vida, está en la primera línea de esta amenaza invisible. Como estas partículas ya se encuentran en la placenta y en el cordón umbilical, significa que los bebés llegan al mundo con ellas, lo que hace que sean mucho más propensos a enfermarse. Por eso es vital que la madre esté sana y que cuide su alimentación”.

Los riesgos van más allá de lo ambiental. Revisiones científicas han señalado que los fragmentos de plástico pueden generar inflamación, alteraciones intestinales, estrés inmunológico y efectos reproductivos adversos. El hallazgo de estas partículas en órganos vitales y en tejidos reproductivos femeninos alerta sobre una crisis de salud ambiental que ya no es futura, sino presente. Incluso en la leche materna, investigaciones en curso buscan determinar si estas micropartículas podrían transmitirse al bebé durante la lactancia.

La conclusión es clara, el plástico, creado como un material útil y resistente, se ha convertido en una amenaza silenciosa que ya invade nuestra vida cotidiana. Como subraya Gamarra: “No se trata solo de salvar a las aves o a los océanos, se trata de salvarnos a nosotros mismos”. El desafío, coinciden los especialistas, está en reducir su uso, exigir políticas públicas firmes y comprender que esta lucha no es por la naturaleza distante, sino por la salud de las próximas generaciones.

Estudios encontraron microplásticos en placenta y en cordones umbilicales.

Asimismo, muchos padres han oído la frase “lo mejor es la leche materna”, un dicho para transmitir los beneficios para la salud, por encima de la leche de fórmula, para los bebés. Los estudios han demostrado que puede proteger a los recién nacidos de enfermedades, al proporcionarles anticuerpos de la madre, al tiempo que reduce el riesgo de cáncer de mama y ovarios de la madre lactante.

Sin embargo, los estudios también han demostrado que en la leche humana hay contaminantes, como pesticidas y productos químicos ignífugos. Un estudio reciente añade los microplásticos, o diminutas partículas microscópicas de plástico, a esa lista.

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