A UN CUARTO DE SIGLO Y NINGÚN NUEVO HOSPITAL EN ESSALUD. Asegurados necesitan por lo menos 5 hospitales más en Arequipa

El último que entró en funcionamiento fue Edmundo Escomel.

Redacción Diario El Pueblo

El siglo pasado comenzó a funcionar el hospital Edmundo Escomel de EsSalud en Paucarpata. Después, y hasta hoy, jueves 11 de septiembre del 2025, ningún otro nosocomio se ha puesto a disposición para los trabajadores asegurados. El número de aportantes ha incrementado exponencialmente; sin embargo, los recursos para atenderlos han disminuido. Es ilógico e inhumano, afirman médicos y enfermeras en medio de la huelga nacional que acatan exigiendo la autonomía del Seguro Social. Culpan a las elecciones a dedo y a la corrupción de que no haya nuevos sanatorios.

“Esto en razón de que estamos gobernados por presidentes ejecutivos corruptos que no cumplen el perfil de buenos gestores, con conocimiento y comprometidos con la población. La salud es de servicio, no mercantil”, declaró la representante del Sindicato de Enfermeras del hospital de Yanahuara de EsSalud, Martha Arizaca Ávalos.

Dio a conocer que en este momento los recursos definitivamente no alcanzan. Los pacientes están hacinados. Nos recordó que Arequipa es una región de referencia. Afirma que ya no saben qué hacer con lo poco que tienen en infraestructura y equipamiento. “Necesitamos como mínimo cinco hospitales más”. Y eso, ínfimamente hablando. Hay que aclarar que, a comparación del SIS, el seguro de EsSalud es financiado por los mismos usuarios. Cada mes, ellos aportan el 9 % de su remuneración. Entonces, todos concluyen que el dinero está terminando en otro lugar.

“Somos millones de asegurados que estamos aportando. Sin embargo, ¿dónde está ese dinero? Han hecho de EsSalud una caja chica”, dijo sin rodeos nuestra entrevistada.

Lamenta la situación actual y no es ajena a que la salud pública en sí está en “miserias”. La atención no es buena ni en el SIS ni en EsSalud, y es primeramente porque la infraestructura hospitalaria no crece a medida que crece la población, y el resultado es que el hacinamiento se agudiza, empujando a la gente a hacer maravillas para costear una clínica privada.

“Es inaudito que los pobres asegurados, todavía de la tercera edad, tengan que hacer días y días de cola para que, al final, les digan que no hay citas. Es un maltrato masivo, perverso”, finalizó.

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