Sector agroalimentario: motor de desarrollo

Por: Carlos Meneses

Diversos sectores suman esfuerzos para que la agricultura peruana conquiste más mercados sin perder su identidad.

El sector agroalimentario peruano es hoy uno de los pilares más dinámicos de nuestra economía y un emblema de identidad nacional. Lo que antes era percibido como una actividad primaria, vinculada casi exclusivamente al consumo interno, se ha convertido en un potente motor de exportación, innovación y sostenibilidad. No solo aporta empleo e ingresos a millones de familias, sino que lleva al mundo entero la diversidad y calidad de nuestros productos.

Por ello, resulta trascendente que el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, haya reafirmado el compromiso del Gobierno con la internacionalización del agroalimentario peruano durante la clausura de la XVII Feria Expoalimentaria 2025. Este anuncio no es meramente protocolar: está respaldado por medidas concretas que pueden cambiar la vida de miles de pequeños y medianos productores.

Entre ellas destaca la cartera de 25 grandes proyectos de irrigación, que ampliará en un millón de hectáreas la frontera agrícola en 15 regiones. Esta inversión es estratégica: más agua y suelo para producir significa más oportunidades para exportar, generar empleo formal y diversificar la economía regional. Del mismo modo, el plan para entregar 110 000 títulos de propiedad en 12 meses triplica el promedio histórico y permitirá que la agricultura familiar acceda a créditos, tecnología y cadenas de valor internacionales.

La apertura de 34 nuevos mercados, especialmente en Asia, demuestra que el Estado apuesta por una agricultura competitiva y sostenible. No se trata solo de vender más, sino de consolidar la imagen del Perú como proveedor confiable de alimentos de calidad, cultivados con respeto al ambiente y con identidad cultural.

Expoalimentaria 2025 ha sido el mejor escaparate de este potencial: productores articulados con compradores de más de 70 países, nuevos contratos, visibilidad para la oferta regional y aprendizajes para todos. Esa es la ruta que debemos profundizar.

El impulso al sector agroalimentario también implica apostar por innovación, valor agregado y tecnología. La agroindustria moderna exige certificaciones, trazabilidad, buenas prácticas ambientales y estándares internacionales que solo se logran con asistencia técnica y financiamiento oportuno. Invertir en estos aspectos no es un gasto: es una inversión para posicionar a nuestros productos en los segmentos de mayor valor del mercado global.

Asimismo, la internacionalización del agro no debe significar homogeneización ni pérdida de identidad. Por el contrario, es la oportunidad para que nuestras comunidades campesinas y amazónicas muestren al mundo la riqueza de sus cultivos, sus saberes ancestrales y su compromiso con la biodiversidad. El reto es que el crecimiento vaya de la mano con la inclusión y la equidad, de manera que nadie quede atrás.

El sector agroalimentario no solo alimenta al país: alimenta esperanzas, descentraliza el crecimiento y fortalece la imagen del Perú en el mundo. Apostar por él es apostar por un futuro sostenible e inclusivo.

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