Devoción a la Candelaria de Quilca
— Redacción Diario El Pueblo —
Miles de peregrinos realizaron la acostumbrada caminata por cerros y orilla del mar, para llegar al Santuario de la Virgen de la Candelaria de Quilca.
Las actividades religiosas que todos los años se realizaron entre el 1 y 2 de febrero fueron suspendidas para evitar los contagios del coronavirus.
La devoción a la Virgen Candelaria, se remonta a la época colonial, la versión del origen menciona que apareció la imagen dentro de un pequeño nicho en una mina de mica en un cerro en la quebrada de Quilca.
Fue trasladada por los pobladores para darle culto y donde inicialmente el primer pueblo se ubicó en un sitio llamado El Platanal; allí le construyeron primero su capilla y luego iglesia, pero las continuas crecidas y entradas del río e inundaciones del pueblo, obligaron a los habitantes a trasladarse al actual sitio a fines del siglo XIX.
También eixste la creencia que desde que ésta advocación está, ya no se ven a las “sirenas de cabellos dorados que aparecían las noches de luna llena a llevarse a los pescadores a las profundidades del mar para no regresar”.
Documentalmente, la presencia de la virgen está registrada desde el siglo XVIII. El canónigo e historiador de la Iglesia arequipeña, Francisco Xavier Echeverría y Morales informa que: En 1760 bajó el Deán D. Pedro de Santa María por este rincón para transitar a Camaná a lograr el ambiente del mar recuperando su salud. Vio un simulacro de la Purificación de María Santísima en una ermita llena de telaraña y polvo.
Es de hermoso rostro y se ignora el tiempo de su traída y colocación. Juan de Grijalva, hombre anciano de aquel valle, le encendían algunos días de la semana su lámpara y contaba que un señor obispo que navegaba para su destino experimentó su protección en una necesidad que le hizo arribar, y le dejó para el altar una ara de piedra del inca, que hasta hoy permanece.
El Deán a primera vista se sintió movido a sólo vestirle. Después le compuso una urna y últimamente le edificó un templo corto a su costa, trabajando él personalmente. Creció su devoción y la adornó con ornamentos ricos y las alhajas precisas de plata. No paró en esto, sino que yendo todos los años en el rigor de los calores iba a celebrar su fiesta fomentando su culto en todas las gentes de la comarca».
Sale en procesión para que haga llover, más nunca abandona su santuario ya que hay la creencia que si deja su templo por espacio de algún tiempo, pueden suceder algunas inclemencias contra el pueblo, el puerto y sus habitantes. Todo el pueblo sabe como en los últimos tiempos, una mujer estéril pudo concebir un hijo después de 17 años, luego de repetidas visitas y ruegos a la imagen; también se le imploró que la Corriente del Niño no afecte el clima ni el mar. En su altar, la juventud le suele dejar cartas pidiendo su ayuda para ingresar a las universidad o por sus estudios.
Miles de devotos cada 2 de Febrero, se trasladan a pie hasta el santuario del distrito de Quilca, para visitar a la Virgen de la Candelaria y participar en su fiesta patronal. La tradición de éstas celebraciones se realiza desde hace más de 150 años, donde fieles de diferentes edades, en la víspera de la fecha central, salen a partir del mediodía desde la catedral de Camaná, con el Niño de la Virgen Candelaria hacia su Santuario en la Caleta de Quilca, donde llegan después de 8 horas de peregrinación.
La Virgen sale de su Iglesia en procesión a recibir a su niño, en medio de la felicidad y aplauso de los asistentes, quienes siguen el recorrido hacia su santuario. En la fecha central, luego de la misa de fiesta, la Virgen Candelaria recorre las calles de la ciudad, rodeada de la veneración de su público y las actividades programadas en ésta significativa fiesta.