La retirada de Rusia del acuerdo que daba salida al grano ucraniano pone a bélgica en una crisis alimentaria

BÉLGICA

CRISIS ALIMENTARIA.

La retirada de Rusia del acuerdo que daba salida al grano ucraniano a través del mar Negro aboca al mundo al serio riesgo de agravar la crisis alimentaria que ya sufren países del cuerno de África u otros como Afganistán. La acusación aparece en una carta que el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha enviado a los países del G-20 y en desarrollo a los que les pide “apoyo para urgir a Rusia a volver a las negociaciones, así como para que detenga los ataques a las infraestructuras agrícolas de Ucrania”, según el texto. Borrell también informa a los ministros de Exteriores de estos Estados que Europa va a elevar a “18 000 millones de euros hasta 2024″ su contribución para luchar contra el hambre en los países más vulnerables.

Desde el primer momento en que Rusia invadió Ucrania, el mundo se enfrentó a un problema: la seguridad alimentaria. Ucrania suele ser descrita como el granero de Europa —y de buena parte del mundo— por ser uno de los mayores productores y exportadores globales de cereales. De ahí que en los primeros meses de la guerra, buena parte de los esfuerzos diplomáticos se centraran en asegurar un acuerdo con Rusia que permitiera desbloquear la salida de barcos con grano de los puertos ucranios. El pacto entró en vigor hace aproximadamente un año, pero el 17 de julio pasado Moscú se retiró de él. Además, desde entonces el Kremlin ha estado atacando infraestructuras agrícolas de Kiev. “Esta decisión fue ampliamente condenada en la ONU y por gobiernos de todo el mundo, incluyendo la Unión Europea, por agravar la crisis alimentaria global, poniendo en riesgo a cientos de millones de personas vulnerables”, lamenta el alto representante en la carta a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

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