Por: Carlos Meneses

La solidaridad mundial está con los que más sufren, con los vulnerables y los que han sido objeto de una represalia brutal por la intensión de tener tierra propia para poder vivir.

Satisface a los peruanos el gesto de solidaridad latinoamericano que ha tenido una línea aérea chilena para con 52 turistas connacionales a los que permitieron subir en vuelos humanitarios; dos ayer y uno hoy, para devolverlos a Perú en aparatos que habían sido contratados para traer a otros refugiados y cuyo pasaje no se pudo completar.

Si tenemos en cuenta la promesa presidencial de buscar la forma de comprar 2 aviones tipo Boeing de servicio internacional por si se repitiera un caso semejante a lo ocurrido en Gaza e Israel; esperamos que tal situación no se repita, pues realmente el número de peruanos que han sido auxiliados en el viaje presidencial de la señora Boluarte sólo llegan a 25.

Pero no nos fijaremos en la falta de buen trato hacia los nuestros, sino más bien en el agradecimiento que merece Chile y la compañía LATAM en el rescate y la ayuda a los nuestros quienes presuntamente iban a recibir la asistencia que merecían en vuelos comerciales.

Ese esfuerzo solidario se realiza en condiciones totalmente adversas a la seguridad de los viajeros tanto por el hecho cierto de que la guerra sigue y que sólo Israel ha demorado sus exigencias de desplazamiento de más de un millón de personas del norte al sur de la Franja de Gaza y el transporte de miles de heridos que tienen que ser llevados a hospitales que con toda seguridad serán causa de decesos de muchos de los lesionados.

También es de saludar que la comunidad internacional despliegue sus afanes para auxiliar con alimentos medicinas, incluso, agua potable a las víctimas del conflicto de Medio Oriente. Sólo la solidaridad y la ayuda permitirán superar una crisis dramática e intolerable para un mundo que quiere paz y tranquilidad.

SUMILLA