El dolor de los peruanos
Por: Carlos Meneses

El Perú es un pueblo pacífico que quiere vivir dentro de un orden que signifique respeto a la vida y mucho más si ese respeto es violentado en la forma en que lo han sido los esposos Silberman y Shnaider.

Hemos de admitir que en el pesar que embarga al mundo por los miles de muertos en la guerra del Medio Oriente, los peruanos hemos perdido a una connacional que sufría enfermedad neurológica irreversible y que falleció a lado de su esposo argentino. Supo de la desaparición de su hija y de sus nietos y estando en condición de prisionera, fue muerta por sus captores cometiendo por ello un doble crimen como es el secuestro y posterior privación de la vida.

Son extremos inadmisibles que deben ser útiles para conseguir el regreso de la paz, del respeto a la vida y del fin de un conflicto de décadas que pareciera tener como destino el nunca acabar.

El gobierno del Perú ha transmitido el pesar de la ciudadanía en general por este desgraciado suceso y también es de desear que las grandes potencias intervengan eficazmente en restablecer el orden lógico que supone el fin de las guerras en Ucrania y entre israelitas y palestinos.

Peor aun cuando se hace uso de armas bélicas terribles como son los misiles y los cañones; afortunadamente ninguno de los dos bandos en conflicto tiene elementos atómicos para usarlos en la guerra y de seguro temen su uso porque acabarían con el planeta.

La violencia debe ser condenada por todos los pueblos y los peruanos la hemos vivido en los primeros meses de este año y no queremos volverla a sufrir ni mucho menos aceptar que no se castigue a los responsables de estas brutales formas utilizadas en la guerra de Oriente.

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