Cementerios arequipeños abarrotados de visitantes por Todos Santos
Por Orlando Cáceres V.

La población acudió a varios camposantos para visitar a sus seres queridos en el primer día de noviembre.

Miles visitaron a sus seres queridos en los cementerios de Arequipa.

Acudieron de manera masiva. En horas de la mañana de ayer, la ciudadanía arequipeña acudió a los cementerios locales para conmemorar el Día de Todos los Santos. Estos lugare la población lloró, rezó y recordó a las personas que los dejaron hace algún tiempo.

En el interior de los camposantos, se observó a varios asistentes dando agua para las flores y escalera para los difuntos. Una gran cantidad de los visitantes iban acompañados de bebidas (como agua y gaseosa), parlantes para poner la música, entre otros artículo.

Al igual que todos los años, uno de los más concurridos durante estas fechas fue el Cementerio La Apacheta (ubicado en José Luis Bustamante y Rivero) que es propiedad de la Sociedad de Beneficencia de Arequipa (SBA). Pese a que la entidad referida lo prohibió se observó a personas libando licor, mascotas, disfrutando de comida externa y grupos musicales, los pabellones tuvieron gran afluencia.

Aparte de las tradicionales acciones para conmemorar a los fallecidos, al fondo del pasadizo principal -en la capilla del cementerio- se llevaban a cabo misas por esta fecha significativa. Estas se encontraban abarrotadas de gente que venía a escuchar la Palabra de Dios después de los festejos por “Halloween” del día anterior.

Otros camposantos que tuvieron gran llegada del público fueron los ubicados en Yura, Cerro Colorado (Ciudad Municipal), el ubicado en Cayma (el más antiguo de Arequipa al crearse en 1815) y los de Paucarpata (Pueblo Tradicional y El Cebollar). Estos también tuvieron sus restricciones (siendo el impedimento para ingresar bebidas alcohólicas la más destacada), aunque esto no cambió la emotividad de las visitas por parte de los arequipeños.

Después de culminar con la jornada en la que recordaron a los fallecidos, las personas daban sus últimos deseos a las tumbas, dejaba sus flores, guaguas o algún otro obsequio y se retiraban del lugar; esperando que desde el cielo agradezcan las ofrendas que se les otorgaba. 

TUMBA DE UN SANTO

Por otro lado, en el pabellón San Hilarión del cementerio La Apacheta (ubicado a escasos metros de la capilla) la gente se aglutinó para observar y rezarle a la tumba de Víctor Apaza Quispe. Este último es considerado como un santo popular; dado que -después de su fusilamiento en 1971 por asesinar a su conviviente Agustina Belisario en La Joya- se le atribuyeron a los sujetos que se acercaron a su sepulcro.

Varias de las personas arrodilladas frente al mausoleo de Apaza Quispe -que a diferencia de los demás, tenía rejas de metal y más arreglos florales de lo normal- manifestaron que sienten su presencia por medio de las acciones beneficiosas que ocurrieron en su día a día que serían producto del apoyo del alma del fallecido.

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