La Fiscal de la Nación debe irse
Por: Carlos Meneses
La presidenta de la República debe liderar el movimiento de saneamiento institucional y cada organismo del Estado asumir la responsabilidad que le corresponde para terminar un año triste, penoso y para mirar con otros ojos el futuro. El caso del Ministerio Público obliga a cambiar a la Fiscal de la Nación, pero no solo el problema está ahí también está en el Congreso y en el Ejecutivo y en cada lugar y sitio hay que cambiar las cosas, pues no pueden seguir como hasta ahora.
Hay opinión mayoritaria en el país para que la Fiscal de la Nación sea sustituida en cargo, pero también es oportunidad propicia para conseguir que otros organismos del Estado, incluidos el Congreso y el Poder Ejecutivo, den los pasos necesarios para devolver confianza en la institucionalidad democrática, alentar las inversiones y favorecer el desarrollo.
A grandes problemas hay que dar soluciones deseadas por todos, para asegurar que los próximos meses y por lo menos hasta el 2026 tengamos un régimen alentador para las inversiones y el empleo.
Las mayorías ciudadanas han quedado asombradas ante lo que se ha conocido sobre la forma en la que se estaba conduciendo el Ministerio Público y la conveniencia de refrescar, por decirlo menos, el gabinete ministerial que preside el señor Otárola.
Ojalá hubiera oportunidad también para adelantar elecciones, pero si no la hay se debe hacer lo justo y necesario para modificar comportamiento y lograr que en el 2026 se realice un proceso de renovación democrática que signifique pureza de intención y propósito de cambio.
El que estos hechos ocurran al borde de iniciar el último mes del año obliga a tomar decisiones sabias y oportunas; todos tienen la obligación de cooperar en el esfuerzo para poder decir que juntos sí somos capaces de conseguir el cambio y no volver a revivir los momentos de los días 27 y 28 de noviembre que parecieron catastróficos, mientras en las calles la delincuencia sigue, los ambulantes invaden veredas y se cometen mil de tropelías.
Desde esta ciudad, cuna de libertades y de defensa de derechos deben dejarse oír también voces que interesan al país. No podemos seguir viviendo en las condiciones en que estamos, los empresarios han ofrecido generosamente su concurso para favorecer y tener fe en el futuro, pero nada se podrá avanzar en medio del lodo con que hemos sido dañados por quienes tenían la obligación de defender derechos vulnerados con prácticas deshonestas.