A 489 años de la fundación de Lima, capital del Perú

Por Javier Valle Riestra – El Montonero

PIZARRO FUNDADOR

I

Lima, capital del Perú, celebra 489 años de su fundación por Francisco Pizarro, un extremeño, conquistador, juntamente con Almagro. Insistimos que desde que nacimos (1532) empezamos a ser una nación, apoyándonos incluso en las masas, ayllus e inmigrantes; hasta hoy, que no se quejen los xenófobos. Somos la nación fundada por don Francisco, quien tuvo que enfrentarse a conquistadores como él, a sangre y fuego. Después de su muerte, el Perú fue incontinente hasta forjar los cimientos de la independencia y de la República. Tenemos así, casi quinientos años de sobrevivencia. Somos un país de sincretismo y de fusión de quechuas y aymaras juntamente con la lengua castellana. Somos peruanos-indoamericanos-españoles, pero no solo por esa nacionalidad, sino también por el afán de consolidar una identidad y estructura social nueva. Desde la conquista y fundación, pasando por Vaca de Castro, Francisco de Toledo, Amat, Guirior, Jáuregui y decenas más de visorreyes –como también se les denominaba— se sentaron las bases de la infraestructura y estructura de una nación hispano-quechua-aymara. No podemos prescindir de ninguna de esas nacionalidades. Pizarro y Almagro son realmente los creadores de nuestra nación y le siguieron, como dije, cuarenta virreyes, muchos solo pensaban en la hoguera para los herejes. Pero se impuso en Indoamérica una fisonomía de República independiente. Continuemos esa tarea y seremos la vanguardia de este continente.

II

Hace dos décadas se produjo un vandalismo edil que fue descabalgar a Pizarro de su estatua ecuestre (2003), pero impulsado no por indigenistas, sino por politicastros. Instalada en el atrio de la Catedral (1935), años después pasó a una esquina de la Plaza de Armas; Velasco en 1972 dijo que quería lanzar al río Rímac el monumento y cambió el nombre del palaciego salón Pizarro por el de salón Túpac Amaru. Todo esto es un gravísimo error. Gobernar no es solo ocuparse de la economía y del transporte; debemos saber cómo se llama un país y la estructura de la nación. El Perú o Tahuantinsuyo de los días de la conquista no es la Patria de hoy. No es el Perú de la Independencia. Invasores e invadidos dimos lugar a una nueva sociedad, mestiza, de sincretismo, de síntesis, de hipóstasis. La España que expulsa a los moros de Granada en 1492 no es la España del 711 en que se perdió en beneficio de los sarracenos, en que judíos y árabes coexistían y los reyes godos casaban con moras almoravides y pactaban reinos cristianos con las taifas. En el Perú, el espíritu de Vitoria, de De Las Casas, el amancebamiento, las comunidades sucesoras de los ayllus, las Nuevas Leyes, las guerras civiles, la evangelización, la extirpación de idolatrías, la inquisición, las sublevaciones indígenas, Túpac Amaru, Pumacahua, forjaron una nueva sociedad, dieron a luz al Perú contemporáneo. 

III

No podemos ignorar o preterir los cinco siglos de la fundación. Es como si en Francia se repudiara a Julio César porque plantó su tienda en Lutecia y llevó a las Galias la cultura latina, o como si en España se pretendiera volver a los tiempos del pastor Viriato. Raúl Porras, al incorporarse a la Academia de Historia (1942), dijo: “Pizarro es, a pesar de todas las negaciones, uno de los más grandes forjadores de la peruanidad. Dio el nombre del Perú, desconocido antes de la llegada de los españoles, y con el que éste ingresó a la leyenda y a la historia de la cultura universal y dio, también, definitivamente, el área del espacio peruano y el espíritu, encarnado en la religión y en la lengua”. Porras, en su magistral conferencia, agregó que Pizarro es el modelador de nuestra figura geográfica. Tuvo la intuición y sensibilidad del Perú y le dio por inspiración propia y certera las fronteras que hoy sentimos como nuestras. Todos los testimonios concuerdan en que Pizarro fue enemigo de la ejecución del Inca. Según Garcilaso, sometió el asunto a una decisión plebiscitaria de las tropas. Pero, desgraciadamente, 350 pidieron su muerte y 50 se opusieron. El paje de Pizarro, Pedro, relata que fracasada la piedad y ejecutado el Inca, “yo le vide llorar del pesar de no podelle dar la vida”.

Fue mala la lección a la juventud de descabalgar a Pizarro, equivale a demoler la estatua de Manco Cápac. Ambos forjaron el Perú. Pizarro fue fundador y no conquistador.

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