Parque acuático de Camaná no contaría con autorización sanitaria
La sala de máquinas se encuentra inoperativa lo que impide una medición adecuada de cloro en la piscina, afectando la calidad de las aguas
Por: Jean Carlo Frisancho
En Camaná, la piscina administrada por el municipio provincial no contaría con la respectiva autorización sanitaria. El equipo de vigilancia sanitaria de piscinas de la red de salud Camaná – Caravelí, en colaboración con la Dirección de Salud Ambiental, realizó una inspección sorpresa y descubrió que la alberca principal del Parque Acuático de Camaná presenta instalaciones que no cumplen con el reglamento sanitario establecido para este tipo de instalaciones.
Según Emiliana Aro, directora ejecutiva de Salud Ambiental, la sala de máquinas del parque acuático no está funcionando. Lo que significa que el cloro no se distribuye correctamente en el agua. Poniendo en riesgo la salud de los usuarios debido a la falta de desinfección adecuada.
Si los proveedores de piscinas no cumplen con los requisitos establecidos y continúan operando para el público, es el Indecopi quien puede iniciar un Procedimiento Administrativo Sancionador. Este proceso puede conllevar multas de hasta 450 UIT, equivalente a S/ 2,317,500.
¿Qué aspectos se evalúan para que una piscina obtenga su autorización sanitaria?
El cumplimiento del Decreto Supremo Nº 007-2003-SA es esencial para todas las piscinas públicas, ya que establece requisitos rigurosos que abarcan desde la presentación detallada de las características de la piscina hasta los sistemas de recirculación de agua, los planes de mantenimiento y las medidas de seguridad implementadas.
Una vez que se cumplen estos requisitos, las piscinas pueden someterse a la revisión de la DIGESA para obtener la certificación de «Piscina Saludable». El cual garantiza que cumplen con los estándares de seguridad necesarios.
Las piscinas deben obtener la autorización para operar y exhibir el distintivo «Piscina Saludable». Para ello, deben cumplir con los parámetros físico-químicos establecidos por la normativa, como el control de algas, microorganismos y patógenos. El nivel de cloro residual debe situarse entre 0.4 y 1.2, mientras que la turbidez debe mantenerse por debajo de 0.5. Además, es imprescindible que dispongan de servicios higiénicos adecuados y pediluvios.