INSEGURIDAD NACIONAL Y DÉFICIT DEEFECTIVOS POLICIALES EN LA REGIÓN
Por: Alejandro Paz S.
La inseguridad nacional, pues ya se rebasó la inseguridad ciudadana de percepción local, es de responsabilidad directa del Ejecutivo más no de los gobiernos regionales y municipales, lo cual no los excluye de promover acciones en resguardo de la población de sus jurisdicciones, poniendo a disposición recursos que les sea permisible.
Ya no se trata de una focalizada percepción de inseguridad sino que es un desorden que se acentúa con la llegada indiscriminada de ciudadanos de otros países que tienen altos índices de desempleo, ocio y sobre todo de criminalidad. Los fugados de sus países no fueron por discriminación racial, religiosa o ideología política adversa a su gobierno; por tanto, la calidad mentida de refugio no podía argumentarse menos ampararse. Es un alivio no tener en sociedad a desempleados, subsidiados, delincuentes, que son una indeseable carga para el estado, optándose soterradamente fomentar que los marginales abandonen el país sin condición ni control alguno. Kuczynski, el norteamericano, se equivocó y nunca mensuró el acoger a ciudadanos de bien con el acoger a ciudadanos del mal, política necia que fue refrendada por Sagasti, el costarricense, y Vizcarra, quienes tampoco tuvieron el intelecto de efectuar un análisis a futuro de las consecuencias de la migración cuestionada, cuya responsabilidad está en ciernes.
Los actos de sicariato, asesinatos por cupos impagos, enfrentamientos entre bandas delincuenciales, como asaltos en toda jurisdicción parecieran no ser alarmantes y la seguridad de la población desciende a una agenda de segunda prioridad. Días atrás en Arequipa el Comando PNP de la Macrorregión ha referido que existe un déficit de aproximadamente tres mil efectivos que debe cubrirse para que las comisarías cuenten con personal suficiente para su adecuado servicio y labor en sus diferentes divisiones y especializaciones para así garantizar el orden interno local, recuperando lo que fuera vivir en una ciudad segura, pacífica, con algunos devaneos inevitables de gente de mal vivir.
Sin embargo, el centralismo el siempre centralismo del cual no soy amigo, sigue incólume en la capital sin importar realmente lo que sucede en el resto del país. No obstante innegable inseguridad nacional se anunció para el partido de fútbol entre dos equipos representativos de Lima haberse asignado un contingente de 1841 policías, entendamos para un evento privado se asigna más del 60% de efectivos policiales que hacen falta en nuestra región y con ese número a cuantas otras regiones se supliría la ausencia de policías; ello sin contar 76 unidades móviles, 176 motocicletas, ambulancias y grúas. Inimaginable despropósito, al parecer no está en decisión del General PNP Zanabria Angulo la optimización de recursos de la entidad que dirige para restablecer de inmediato el orden interno en el país, como debiera a su vez, entre otros, priorizar el gestionar disponibilidad económica y logística para satisfacer los requerimientos de la PNP además de proponer un plan de mediano y largo plazo para el debido cumplimiento del rol que es encomendado a tan honorable institución, como buen estadista que debe ser según pergaminos que le preceden.
La seguridad de un partido queda en el anecdotario frente a la importancia de superar la inseguridad nacional que repercute en los sectores sociales y económicos, que no coadyuvan a salir prontamente de la recesión que afecta el desarrollo del país, bajo premisas de estabilidad y seguridad en sus acepciones positivas más amplias.