El cuerpo como forma
Por Benito Porroa Bolívar.
Gabriel Lazarte es un artista multidisciplinario cuya obra se expande a través del dibujo, la pintura, la fotografía, escultura y recursos audiovisuales. Se orienta hacia la creación de experiencias visuales íntimas y melancólicas, llevando a la audiencia a sumergirse en un mundo lleno de emociones y reflexiones.
Pertenece al Colectivo LUGAERA y al Grupo CATARSIS donde desempeña un papel crucial en la gestión de proyectos y la dirección de equipos. Actualmente, es director en la Productora Audiovisual Hynojodas y lidera el proyecto «Sótano de mi abuela», además de formar parte del equipo de Chichasara Cine Club Experimental, y Organizador del Proyecto: «El cuerpo como una forma para trascender” que va a componerse de tres muestras.
La primera exposición que el proyecto nos presenta este mes es “Tierra” junto al colectivo de arte Lugaera en el Centro Cultural Casa Blanca ubicado en Siglo XX. Participan tres artistas muy jóvenes, que nos muestran de una manera orgánica las intersecciones entre la vida y la muerte tanto espiritual como física. Comentamos aquí algunas de las obras.
Gabriel Lazarte Hinojosa presentó cuatro pinturas en las que utilizó colores azules, negros y tonos sombríos los cuales contribuyeron a crear una atmósfera de melancolía y desolación. La combinación de negros profundos y tonos apagados refuerza la sensación de pesar y desesperación que impregna la pintura, además gracias a su factura expresa cómo los individuos desean escapar de su propia existencia, como un viaje introspectivo.
“Mi cuerpo quiere escapar de sí mismo”:
Este trabajo tiene como elemento principal la figura humana, el punto focal es el torso masculino, la mitad iluminada; la mirada apunta al lado contrario de la zona iluminada para darle equilibrio. El torso desnudo, por otro lado, representa una vulnerabilidad física y emocional. Al estar desnudo el cuerpo expone su fragilidad y autenticidad, lo que refuerza el tema de la desnudez emocional y la exposición del alma a través del sufrimiento
“Hoy te vi y me sentí ajeno hacia ti”:
Esta obra emplea una variedad de elementos visuales para transmitir significados profundos y generar reflexiones sobre la complejidad de las relaciones humanas y las emociones subyacentes.
El fondo de la pintura, trabajado de manera libre y ligera, da una sensación de fluidez y movimiento, pero también una falta de estructura y estabilidad. Este uso del fondo puede interpretarse como una representación visual de la volatilidad emocional y la incertidumbre que caracteriza la situación retratada.
La fragmentación del cuerpo en planos y la postura encorvada del hombre desnudo, con los ojos expresando desconcierto, refuerzan la sensación de desconexión y malestar emocional. La postura encorvada sugiere una actitud de retraimiento y vulnerabilidad, mientras que la expresión facial y la mirada perdida transmiten un profundo sentido de confusión y distanciamiento.
La desnudez del hombre, la insinuación de sus piernas, combinadas con la postura de perfil y el apoyo sobre el brazo izquierdo, añaden una capa adicional de simbolismo a la obra.
Ángel Roberto Hernández Vela también presentó cuatro cuadros en técnica mixta. El artista juega con el soporte de manera innovadora, alejándose de lo convencional y añadiendo una dimensión adicional a la experiencia estética. La elección de trabajar con soportes no tradicionales puede interpretarse como un acto de subversión, desafiando las convenciones establecidas y creando un diálogo entre la forma y el contenido de la obra.
La intención del artista de jugar con símbolos bíblicos y la muerte de la carne agrega una capa adicional de significado a la obra. Los símbolos bíblicos son elementos cargados de significado cultural y religioso, que pueden evocar una variedad de asociaciones y emociones en el espectador. La exploración de la muerte de la carne como tema puede interpretarse como una reflexión sobre la mortalidad y la transitoriedad de la vida humana.
“Retrato de un vagabundo”:
El uso de madera sin preparación previa como soporte permite que la textura y el color natural de la madera influyen en la interpretación de la obra. La rugosidad y la calidez de la madera añaden una sensación de autenticidad y rusticidad a la pintura, lo que refuerza la representación del tema del vagabundo y su conexión con la naturaleza y el entorno.
La paleta de colores utilizada en la obra, con matices clásicos y tonos terrosos, contribuye a crear una atmósfera de melancolía y nostalgia que refleja la experiencia del vagabundo retratado. Los tonos terrosos evocan la tierra y la vida al aire libre, mientras que los matices clásicos añaden una sensación de atemporalidad y universalidad al retrato.
El retrato del hombre de edad avanzada con la mirada un poco perdida y triste mirando hacia abajo revela una profundidad emocional y una sensación de introspección. La expresión facial del hombre, con un semblante triste, sugiere una carga emocional y una historia personal que el espectador puede interpretar y reflexionar.
“Escultura olvidada de una virgen”:
La elección de la forma romboide y la tela sujeta sugiere una ruptura con las convenciones tradicionales de la pintura, lo que puede interpretarse como una expresión de libertad creativa y una invitación al espectador a cuestionar las normas establecidas.
La virgen, como símbolo religioso de pureza y protección, se representa de manera inacabada, lo que da una sensación de imperfección y vulnerabilidad. El gesto de abrazarse a sí misma puede interpretarse como un acto de consuelo y autoafirmación en medio de la soledad y el abandono.
El uso de tonos grises evoca una sensación de tristeza y nostalgia, mientras que el fondo color siena añade una sensación de calidez y serenidad que contrasta con la angustia emocional representada en la figura central.
Eros Pomier ha presentado en esta exposición tres pinturas al óleo, dos de ellas sobre formatos irregulares adecuados hacia las figuras, cada una de las tres aborda un tema reflexivo diferente: el amor, la fugacidad de la vida y el conflicto interno. Estos temas son signos que representan conceptos abstractos y emocionales que resuenan en la experiencia humana. La interpretación de estos temas está influenciada por el contexto cultural y personal del espectador, lo que agrega una capa de subjetividad a la experiencia de la obra.
“El amor de mi vida”:
Se aprecia una pareja, el hombre sentado sobre un sillón azul y sosteniendo un cráneo se presta a ser interpretado como un símbolo de la mortalidad y la transitoriedad de la vida, sugiriendo una reflexión sobre la temporalidad del amor y las relaciones humanas, mientras la mujer echada en una cama roja aparentemente dormida puede simbolizar la vulnerabilidad y la pasividad en el contexto de la relación.
“Soy un árbol y moriré de pie”:
Es un retrato que da la sensación de ser dual entre la vida y la muerte, es un poco intrigante, la fugacidad de la vida puede manifestarse a través de imágenes efímeras o símbolos relacionados con el paso del tiempo. La mitad que parece una calavera puede interpretarse como un símbolo de la muerte y la transitoriedad de la vida, mientras que la otra mitad con el ojo cerrado y el entrecejo fruncido puede simbolizar la reflexión, la contemplación y el sufrimiento humano ante la realidad de la muerte.