Restauran antiguo órgano del Monasterio de Santa Catalina
Por: Roxana Ortiz A.
Hace 62 años se registró uno de los terremotos más violentos en Arequipa, gran parte de la ciudad quedó en escombros. Muchas construcciones antiguas terminaron en mal estado, una de ellas la iglesia de Santa Catalina, que forma parte del Monasterio de Santa Catalina de Siena, cuyo techo abovedado se vino abajo.
Salió “ileso” cuando le cayó encima el techo en terremoto de 1960
En el interior de Santa Catalina, muchas imágenes quedaron dañadas, pero al igual que ocurrió con el terremoto del 2001, que destruyó una de las torres de la Catedral de Arequipa y parte de la nave, dejando intacto el Órgano de Loret que se encuentra en el lugar desde el 18 de marzo de 1854; el de Santa Catalina también quedó ileso.
“Es un milagro que el órgano no haya quedado destruido, es algo inexplicable luego que el techo le cayera encima, tiene unas pequeñas pipas que quedaron en mal estado, pero nada más que eso”, cuenta Thiago Debossan, quien junto a Vitor Plekaites, tienen el encargo de ponerlo operativo luego de 62 años en que nadie lo pudo volver a tocar.
Explican que no hay mayores daños en el órgano, que puede proceder del siglo XIX, de origen francés o inglés; sino que como consecuencia del terremoto, sus piezas quedaron impregnadas en polvo de sillar.
Un día les demoró desmontarlo por completo y tienen hasta el 25 de febrero para ponerlo operativo y muestra del gran trabajo que harán, se reinaugurará con un concierto que darán el día 26, como parte de las celebraciones previas que llevan a cabo las Madres Dominicas para celebrar los 40 años de la beatificación de Sor Ana de los Ángeles Monteagudo.
Thiago es solista de la Orquesta Barroca de la Facultad Superior de la Universidad de Río de Janeiro, mientras que Vitor lleva restaurando este tipo de órganos por más de 10 años. Comentan que en Brasil casi todas las iglesias tienen un órgano similar. Aseguran que no hay dos órganos iguales en el mundo, cada uno es diferente, a pesar que los pueda haber fabricado la misma persona.
El de Santa Catalina tiene unos 3 metros de ancho con una altura de 8 a 9 metros aproximadamente y por año estuvo ubicado en el llamado Coro Alto de la iglesia. Los expertos indican que no importa el tamaño del órgano, sino cuántas pipas tienen. Este tiene 600 pipas mientras que el de la Catedral llega a las mil 500.
Algo curioso que han encontrado al trabajar en ese antiguo instrumento, es que parte de lo que llaman “el secreto”, habría sido fabricado en el extranjero, pero otra parte le habrían adicionado en el Perú con el propósito de ampliarlo; pero en lugar de tubos de aleación de plomo y estaño, como es lo usual; también tiene pipas de madera y muy gruesa y pesada, que según los expertos, le dan un sonido muy exótico al momento de tocar.
Además de limpiar cada uno de los tubos o pipas del órgano para que le den fidelidad al sonido, tendrán que hacer la reconstrucción de los fuelles y otras pequeñas piezas que están hechas de cuero, que por la cantidad de años sin uso se han resecado y ya no sirven. Han traído muestras de cuero desde Brasil para que se compre material igual o muy parecido.
Para tocar el órgano se necesita más de una persona, pues es necesario que en estos casos, uno de ellos puedan llenar manualmente de aire el fuelle, que no es más que el gran pulmón del instrumento, en donde se almacena todo el aire, el que luego pasa por los canales hasta el llamado “secreto”. Cuando se toca una nota, se abre la puerta del “secreto” y deja pasar una determinada cantidad de aire que hace sonar los tubos. Para cada nota es una cantidad de aire diferente.
Ambos jóvenes restauradores trabajan contra el tiempo, pues tienen la tarea encomendada que para el 25 de febrero esté completamente operativo, sino que además, para el día 26 tienen que preparar un concierto que el propio Thiago ofrecerá, probablemente con la participación de un grupo coral.
EN POS DE LA CANONIZACIÓN
La reconstrucción del órgano de Santa Catalina, es solo una de las actividades más que las Madres Dominicas están preparando para volver a celebrar el momento en que el Papa Juan Pablo II llegó hasta Arequipa para beatificar a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, celebración principal que recién se hará en tres años más; pero que buscan en este proceso que la población tenga presente, la vida, obra y hasta los milagros que hizo la Beata.
La madre Rosa Elvira Cáceres Marroquín, Priora del Convento donde la beata pasó la gran parte de su vida, indica que en estos tiempos que son tan difíciles para los peruanos y los arequipeños, a los cuales, a pesar de estar en los claustros la mayor parte del día, dicen no ser ajenos a ellos; es que se necesita la intercesión de Sor Ana para que la paz retorne a los ciudadanos.
Respecto al proceso de canonización, que es el siguiente paso en la vida religiosa, para lo cual se necesita acreditar ante Roma los milagros, indicó que vienen trabajando en reunir las pruebas necesarias.
“No es que no haya milagros y otras gracias o favores, muchas personas se nos acercan y nos indican que han sido favorecidas con uno; pero al momento de pedir su colaboración en reunir todas las pruebas científicas que se necesitan, no colaboran y así es difícil sustentar el milagro”, añadió.
Para que este proceso se pueda llevar a cabo en forma más rápida, indicó que se ha sumado un grupo de jóvenes voluntarios que se han ofrecido para trabajar en la reunión de todas las pruebas necesarias y apenas lo consigan, enviar al Vaticano todo el expediente para lograr la canonización.
Mientras tanto, buscan que la vida de la monja arequipeña, quien tomó los votos a muy corta edad, sea conocida por una mayor cantidad de personas y especialmente los jóvenes, es por ello que se harán exposiciones, concursos y otras actividades sobre su vida y obra; además de la presentación de un nuevo libro, una radionovela, entre otros.