Por un ministerio de ciencia, tecnología e innovación
Por: Hernán Briceño Avalos
La creación del ministerio de ciencia, tecnología e innovación es una de las políticas públicas más destacables que ha planteado la presente gestión gubernamental y que el Congreso debiera analizar, complementar y/o mejorar a la brevedad, pues nuestro país debe enrumbarse hacia políticas de innovación tecnológicas, como los países desarrollados.
El desarrollo de los países no se sustenta en la explotación y exportación de materias primas, como nuestros minerales. Por el contrario, la concentración de nuestras exportaciones en productos mineros sin valor agregado generan alta vulnerabilidad e inestabilidad de nuestros ingresos de divisas y tributarios, con alto riesgo de contraerse ante crisis financieras internacionales y caída de precios de los commodities. Asimismo, generan contaminación ambiental y conflictos sociales.
Los países desarrollados precisamente mantienen industrias con alto valor agregado y contenidos de ciencia y tecnología, como microchips, automotriz, electrodomésticos, químicos, nanotecnología, biotecnología, aeroespacial, etcétera, y no de explotación y exportaciones de materias primas, como históricamente venimos haciéndolo. Del total de nuestras exportaciones, entre el 50% y 60% son productos mineros, y más de tres cuartos de los productos exportados corresponden a los tradicionales, sin valor agregado.
Es decir, exportamos productos sin contenido de ciencia y tecnología, por lo que no generamos este tipo de trabajo ni empleo productivo de alta calidad educativa. No obstante que la inversión en investigación y desarrollo (I&D) es el principal insumo para la innovación e introducción de nuevos productos, registramos una de las más bajas en el mundo, por debajo del 0.5% del PBI. En tanto que los países del Este asiático, como Japón y Corea del Sur, alcanzan el 4% del PBI. Austria, 3.2% del PBI. Estados Unidos, Finlandia y Francia, 2.8% del PBI.
El desarrollo de los países se fundamenta en el círculo virtuoso, producción y exportación de bienes con contenido de ciencias, tecnología e innovación, mejora de la calidad de la educación, mejores condiciones de vida, mayor índice de desarrollo humano. En tanto que los países que exportamos materias primas caemos en el circulo vicioso de escasa calidad de la educación, pésimas condiciones de vida y bajos índices de desarrollo humano.
Todo ello también debe analizarse en un contexto de ingreso de nuestro país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es una buena oportunidad de encaminarnos hacia políticas públicas para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Por lo que su formulación, diseño y coordinación debería recaer en un ente especializado y coordinado, como sería este nuevo ministerio, absorbiendo al hoy en día Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec), con lo que tendría mayor injerencia en la agenda y discusión de las políticas públicas en nuestro país.