Por: Carlos Meneses

“Entre cientos de miles y millones de habitantes de un país es increíble que no haya los suficientes para hacer un buen gobierno”.

Cada vez es más visible que el último gobierno regional que ha tenido Arequipa ha sido lamentable para la región e incluso para la ciudad capital. Estamos lejos de aquellos grupos humanos a los que la naturaleza entregó una ciudad destrozada por los terremotos y que supieron devolverle niveles de desarrollo nunca antes obtenidos incluidos proyectos como el Parque Industrial, la variante de Uchumayo, la Corporación de Saneamiento, el Parque Artesanal, la generación de energía eléctrica, entre otros similares para alentar un desarrollo equilibrado con el centralismo limeño, evidenciando que en el Perú si hay tierra buena para todos y oportunidad de progreso para el que quiere trabajar.

En contraste tenemos a los líderes falsos a quienes se confió el manejo del gobierno regional, del proyecto Majes, de la construcción de hospitales, del desarrollo de nuestra educación acusados de la comisión de graves delitos que la justicia se encargará de sancionar.

La suma de las patrias chicas se resume en un gran Perú, si las primeras fallan será inevitable lo que pasa con un Perú en desgracia. Por eso hay que alentar al ciudadano a fijarse en el vecino al que vea promisor de esperanza para votar por él cuando llegue la hora y para premiar la entrega que haga a favor de sus semejantes.

Hay que buscarlo con la decisión de salvar Arequipa recordando a los grandes presidentes regionales o a los alcaldes de ayer que honraron nombre con su capacidad creadora, su honestidad comprobada y su bondad de pensamiento.

En ellos está el futuro de los pueblos pequeños que tienen el derecho a convertirse en grandes y de los grandes que equivocaron su destino.