La ola delincuencial
Por: Carlos Meneses
“En la lucha contra la delincuencia no debe haber ninguna diferencia”.
Descartada como ha sido la posibilidad de que Arequipa sea declarada en emergencia para hacer frente al incremento de la delincuencia en la ciudad capital. Es evidente que se necesitan tomar medidas en las que, lideradas por la Policía Nacional de Perú, con el apoyo del serenazgo provincial y de los similares distritales, así como por las juntas vecinales se pueda establecer una organización que pueda prevenir ocurrencia de actos violentos y lesionantes de la seguridad pública.
En realidad, la declaración por 45 días, que posiblemente se deba prorrogar, en Lima y Callao evidencian que el problema preocupa y afecta ya a la tercera parte del total de la población nacional que vive en la ciudad capital.
Hay otros lugares de la República que también padecen similares circunstancias y resulta que según las estadísticas policiales en Arequipa hay menos delincuencia que en el resto del país. Afirmación que contradice la opinión pública y no parece ser exacta.
Nos alarma que en el tratamiento de este tema y en la propia Policía se demuestre una discriminación en contra de peruanos. Todos tenemos derecho a ser protegidos con el dinero fiscal y no unos más que otros, como en el caso que ha ocurrido en el Cañón del Colca con un ciudadano, de temprana edad, que no es buscado con el mismo afán y de seguro con el gasto que supone el uso de 70 efectivos policiales y drones para ubicar a una turista. Mientras que al peruano perdido casi el mismo tiempo, no lo buscan sino sus hermanos de sangre.
Lo que se quiere es que el empeño de todos proteja por igual a los que son víctimas de bandas organizadas que roban y hasta matan. No puede haber diferencia en el trato, pues igual duele la muerte o el daño que sufre uno, como el que sufren otros.
Todos somos peruanos, queremos ir eliminando o disminuyendo siquiera las barreras que nos separan. En la lucha contra la delincuencia no debe haber más diferencia que la que supone la dificultad para reducir al mal.