La policía de ayer
Por: Carlos Meneses
“El ejemplo de los policías de ayer debe ser la resurrección de los mismos para que el ciudadano esté seguro en las calles y plazas de la República”.
Todo arequipeño, en esto incluimos por igual al nacido o al venido, que tenga algo más de medio siglo de vida no puede olvidar quién y cómo era el policía de otro tiempo comparado con quienes hoy cumplen esa misión y son parte del organismo de protección ciudadana más importante de la República.
La antigua Guardia Civil, esa institución de los guardias de esquina, guías, protectores de niños y ancianos, vigilantes del orden, ejemplo de varones son extrañados en un país que cada día ve con más preocupación a una Policía Nacional del Perú, a la que se integró la de Investigaciones y la Guardia Republicana, que ahora ha sido desbordada por una ola de violencia, por un comportamiento indebido que ningún gobierno ha logrado poner en su sitio para que mejore la eficiencia en proteger a la sociedad en general.
Es un problema de hombres también una crisis de organización que no se puede resolver, por cierto, invocando que en afán ajeno se meta a la Fuerza Armada y se destinen recursos que muchas veces han sido indebidamente empleados para torcer voluntades agraviando los legítimos derechos de quienes se sentían bien cuidados por los que poco hacían por los intereses de todos.
La Policía Nacional tiene que ser dirigida por gente que parezca caída del cielo, pues los jefes que la conduzcan tienen que hacer milagros y eso es lo que se necesita para que podamos caminar por las calles con un margen de seguridad que garantice nuestra vuelta al hogar, porque los que nos cuidan bien hagan su trabajo cumpliendo su misión.
Lo pasado con la Policía es una lección que no merece olvidarse. No podemos desconocer que fue buena en mucho tiempo, tenemos que aprender de entonces para que vuelvan a su lugar los buenos y que los malos sean separados porque no tenemos confianza en los segundos y añoramos a los del ayer.