Por: Carlos Meneses

“El mundo clama por paz, lo más justo y conveniente es darle la razón a quienes quieren salir de una pandemia para avanzar juntos hacia un futuro mejor”.

Parecería que un conflicto entre Rusia y Ucrania es demasiado lejano para perjudicar, no solamente, la estabilidad económica y una convivencia pacífica entre naciones sino preocupante para países lejanos, como el Perú que en poco tiempo más sufrirá las consecuencias de una abuso de poder que recortarán las libertades de un pueblo que es uno de los productores más significativos de Europa y del mundo.

Se trata de una nación de un desarrollo agrícola muy significativo que al sufrir las consecuencias de un conflicto bélico provocará reajustes de precio en los mercados de todo el planeta y acrecentará el horror de que otra vez a la manera de la Primera y la Segunda Guerra Mundial podamos observar el exceso que pudiera cometer un rico sobre pobres.

El mundo quiere vivir en paz. Lo único que puede garantizar que esto ocurra es un equilibrio entre los poderes que actualmente existen y que tienen como armas de acción cañones, bombas y no, por cierto, el desarrollo de lo que tanto necesitamos en agua potable, energía, empleo y toda clase de bienes que nos acerquen al bienestar común.

Se han desoído las invocaciones de los estados pequeños, incluso la voz de la Iglesia. Hay un grupo de enceguecidos que creen la hora de expandir fronteras y de recuperar terreno perdido de un imperio que dejó de serlo cuando cayó el Muro de Berlín.

Se engañan a sí mismos los autores de este error. Harían bien en recapacitar y en devolver al planeta a una condición que exige una solución en base al diálogo, al respeto de las mayorías que cada país clama.