¿Que se vayan todos?
— Redacción Diario El Pueblo —

Por: Christian Capuñay Reátegui

En las últimas semanas viene cobrando notoriedad la propuesta para acortar el mandato del presidente Pedro Castillo y convocar a nuevas elecciones generales anticipadas, como una salida a la crisis política derivada del enfrentamiento entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Tal iniciativa ganó titulares el último fin de semana tras la publicación de un artículo del expresidente de la República Francisco Sagasti, quien sugirió presentar al Parlamento un proyecto de ley, avalado por 75,000 firmas de ciudadanos, para convocar nuevos comicios adelantados. El principal problema de este planteamiento, como apuntan Fernando Tuesta y otros especialistas, es que tendría que aprobarse en el Congreso y, como todos sabemos, a los parlamentarios no les hace ninguna gracia la posibilidad de irse a sus casas antes de tiempo.

Ciertamente, el “que se vayan todos” puede ser un comprensible signo de hartazgo de un sector de la población cansado de la inoperancia mostrada en algunos aspectos en el Ejecutivo, pero también en el Legislativo. Si bien es cierto la gestión del presidente Castillo ha mostrado una exasperante vocación por el error, el Congreso tampoco está desplegando una gestión muy meritoria, y que un grupo relevante de bancadas esté centrado solamente en promover la vacancia por incapacidad moral ya le está pasando una factura muy alta frente a la opinión pública.

No obstante, es válido preguntarse si esa es la mejor solución para nuestros problemas políticos. Por ejemplo, qué garantía tenemos de que el eventual próximo Congreso será de mejor calidad y que sus integrantes trabajarán en función de una agenda de interés nacional y no a socavar algunas de las reformas más importantes, como la orientada a mejorar la calidad de la educación universitaria.

O qué garantía tenemos de que el próximo Ejecutivo logrará formar alianzas políticas que le otorguen la fortaleza para poder gobernar sin sobresaltos. O, al igual que lo ocurrido en el 2020, no podríamos descartar que el nuevo Congreso termine vacando al presidente por incapacidad moral. ¿Participaría Keiko Fujimori en esas elecciones?

No quiero decir que no se debería hacer nada. Cortar algo improductivo suena lógico, pero considero preferible exigir a ambos poderes cumplir sus funciones de forma eficiente y buscar acuerdos en torno a temas relevantes como la reforma tributaria, por ejemplo.

Lograr ese avance sería un paso adelante y me parece que la ciudadanía está llamada a cumplir un papel importante en este ámbito. Desde mi punto de vista, es necesario encontrar mecanismos para que el hartazgo que muchos sectores están experimentando se convierta en un catalizador que obligue tanto al oficialismo como a la oposición a hacer política de verdad y a dejar atrás este pernicioso juego de ataque y defensa.

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