Las calles también deciden
Por: Carlos Meneses

“Las críticas de la prensa libre reflejan cual es el pensamiento de las mayorías populares y no deben ser malinterpretadas al extremo de obligar a un presidente a pedir perdón más de una vez”.

No solo la violencia de Huancayo sino también las protestas registradas en otros lugares de la República, incluyendo Arequipa y sus transportistas, evidencian que el gobierno confronta dificultades cada vez más grandes derivadas de las alzas que se producen en los productos esenciales para el buen comer y mejor vivir.

Era un panorama hasta ahora desconocido que solo se activó en los 5 días del mal recuerdo del gobierno de Manuel Merino.

La fórmula ha sido utilizada desde siempre por los grupos humanos menos favorecidos que encuentran en las marchas y gritos la forma de expresar su lamento por el mayor sufrimiento que tienen para alimentar a sus familias. Ha sido también causa de que se desestabilice la economía de los muchos que claman por empleo adecuadamente remunerado y más aún en una época de innegables gastos familiares para los niños que van al colegio y que son hijos de desempleados o de informales que ganan menos del Salario mínimo vital (SMV).

Los pobres no tienen otro recurso que quejarse y lo hacen en altavoz, muchas veces son víctimas de aprovechadores que causan daño provocando pérdidas a la propiedad pública o privada.

Todo gobierno que es consciente de la necesidad de algunos cambios que pueden considerarse traumáticos debe saber escuchar y en consecuencia de las críticas que se le hagan enmendar plana o hallar soluciones que satisfagan los deseos populares dentro de las limitaciones presupuestales que pudieran exigir.

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